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Santiago Tuxtla, Cultura y salud (abril de 1956)

La Manta y La Raya # 10                                                                 marzo 2020 _______________________________________________________________________

Santiago Tuxtla,  Cultura y salud                                                                     (abril de 1956)

       Isabel Kelly 

 

Nota de los Editores: En su texto “Los totonacos a través de la mirada de Isabel Kelly”,(1) Elio Masferrer y Verónica Vázquez nos dicen que la antropóloga norteamericana Isabel Kelly (1906-1983) llegó a México hacia 1935, haciendo parte de un proyecto que encabezaban sus maestros Alfred Kroeber y Carl O. Sauer. Tras asentarse de manera definitiva en México desde 1940 trabajó en distintas regiones del estado de Veracruz y del país. Fue maestra de brillantes generaciones de antropólogas y antropólogos entre los que se pueden mencionarse a Roberto Williams García, Gabriel Ospina, Florencia Muller, José Luis Lorenzo, María Cristina Álvarez o Ángel Palerm. La Manta y La Raya. Universos sonoros en diálogo comparte con sus exclusivos lectores fragmentos del informe que Kelly preparara en 1956 tras una estancia de varios meses en Santiago Tuxtla, como se explica en la “Introducción” que aquí se incluye. Debe advertirse que las notas que aparecen a continuación son testimonio no necesariamente de cómo era en ese entonces Santiago Tuxtla, sino de la manera en que una antropóloga, junto a su equipo de trabajo, observaron a esta localidad y sus habitantes. Nos acerca también a la manera de hacer antropología en México a mediados del siglo XX y deja en claro los importantes servicios que la antropología prestó al anclaje del Estado Mexicano y el diseño e implementación de políticas públicas a lo largo del siglo XX. Los editores de LMyLR agradecen al investigador Alfredo Delgado (Centro INAH Veracruz) habernos proporcionado una copia del texto mecanoescrito.

Introducción  (págs. 1 – 3)

En 1954, la secretaría de salubridad y asistencia trazó planes para iniciar una campaña dirigida a resolver los problemas de salubridad en la zona de Los Tuxtlas, Veracruz, en el curso de la cual participarían diversas direcciones de la Secretaría: Servicios Coordinados, Bienestar Social Rural, Ingeniería Sanitaria y Educación Higiénica. La extensión de la zona de Los Tuxtlas es relativamente pequeña, pero son muchos sus problemas de salubridad. Además, a causa de una combinación especial de circunstancias, algo de la atención federal se ha concentrado en esa región.

Cuando el programa de salubridad se hallaba aún parcialmente en la etapa del proyecto, la Dirección de Estudios Experimentales en Salubridad Pública de la Secretaría de Salubridad y Asistencia, en colaboración con la Misión de Salubridad y Asistencia y Habitación del instituto de Asuntos Interamericanos (IAI) patrocinó un estudio de campo con el propósito de suministrar antecedentes que permitieran un planeamiento integral de los problemas de salubridad en Los Tuxtlas. En esa investigación participaron cinco personas: Héctor García Manzanedo y su esposa Catalina Gárate de García, ambos de la Dirección de Estudios Experimentales, Isabel Kelly del Instituto de Asuntos Interamericanos, Yolotl González y María Eugenia Vargas, estudiantes avanzadas de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, que es una dependencia de la Secretaría de Educación Pública. Las dos jóvenes mencionadas acompañaron al grupo para recibir una práctica de campo bajo la dirección de la asesora del IAI.

El presente informe es el resultado de la investigación de campo así patrocinada y se basa en aproximadamente nueve semanas de residencia en Santiago Tuxtla, desde fines de enero hasta principios de abril de 1955. Por diversos motivos se escogió Santiago como centro de operaciones. En primer lugar, a causa de lo complejo de la escena cultural local, se consideró que el estudio concentrado en un poblado determinado sería más productivo que una serie de estudios superficiales en varios distritos de la misma zona. En segundo lugar, no obstante ser lo suficientemente grande para que se le considere como centro urbano, Santiago se encuentra libre del complejo de “gran ciudad”, que al parecer aflige a San Andrés Tuxtla. 

En tercer lugar, la población de Santiago muestra un patrón de estratificación que es muy general en todos los centros urbanos de la zona. Por una parte, su núcleo dominante mestizo está formado por gente que disfruta de privilegios económicos y sociales. Por otra parte, su sector llamado indígena, mucho más numeroso vive circunstancias notablemente menos favorables. En Santiago, el núcleo mestizo ocupa el centro del pueblo en torno de la plaza principal, mientras que la población de los alrededores, dividida en barrios, es predominantemente del grupo que en la localidad se considera indígena. Como consecuencia pudimos conocer en Santiago mismo la cultura de los dos principales segmentos de la población. 

Finalmente, y esto no fue la consideración menor, los señores García habían pasado anteriormente dos meses en Santiago Tuxtla, en compañía de la doctora Betty W Starr, antropóloga entonces adscrita a la universidad de Chicago. En consecuencia, conocían relativamente bien la localidad. A través de correspondencia, la doctora Starr tuvo la bondad de dar una orientación general y de proporcionar mediante sus notas de campo algunos datos sobre estadísticas vitales.

En Santiago, nuestros informantes fueron demasiado numerosos para poder mencionar individualmente a cada uno, pero debemos expresar particularmente nuestro agradecimiento a nuestros anfitriones, la familia Martínez, del barrio de Xogollo.(2) De esa familia, don Norberto y la señorita Nieves y Susana Martínez fueron nuestros infatigables colaboradores. En un barrio habitado en gran parte por la gente llamada indígena, la familia Martínez goza de gran prestigio y nuestra asociación con ella nos ayudó materialmente en establecer contactos con los informantes de este barrio. En Santiago mismo nuestro trabajo fue especialmente intenso en el barrio de Xogollo, porque era manifiestamente ventajoso estudiar la zona en la que, desde el principio, estábamos bien auspiciados, en lugar de tratar de establecernos en otra parte. Tenemos confianza en que los datos de Santiago son aplicables en gran escala a la zona de Los Tuxtlas considerada en conjunto. Sin duda, existen marcadas diferencias entre los varios centros urbanos, por ejemplo, la vida en San Andrés Tuxtla parece enfocarse principalmente en actividades comerciales; Catemaco, una comunidad pesquera en la orilla del lago del mismo nombre, es a la vez sede religiosa y, puede decirse que Santiago, centro cuya importancia ha declinado desde el siglo XVI se especializa en el conservatismo (sic). En otras palabras, los diversos centros urbanos tienen su sabor propio.

Sin embargo, creemos que los patrones culturales que prevalecen en el sector mestizo de Santiago se encuentran duplicados en otras partes, entre los sectores paralelos. Y desde luego, la vida de los barrios de Santiago se parece mucho a la que se encuentra en las áreas correspondientes de otros centros urbanos, así como también en las pequeñas comunidades rurales del interior. En otras palabras, aunque muchos de los datos del presente informe surgen concretamente de investigaciones hechas en el barrio de Xogollo, de Santiago Tuxtla, tienen más extensa aplicación. Xogollo es simplemente una zona representativa donde, con esfuerzo mínimo, pudimos trabajar efectivamente.

 En el presente informe, nuestros objetivos son amplios, al mismo tiempo que son concretos. Nuestra finalidad general es trazar un bosquejo de la cultura local. En vista de que esto ha de ser principalmente de provecho para los especialistas de los diversos ramos de la Secretaría de Salubridad y Asistencia, se han escogido datos y se ha hecho hincapié sobre aquellos aspectos de la cultura que son especialmente pertinentes, por ejemplo, la composición de la población, la economía, los problemas sanitarios, la habitación, la alimentación, las costumbres relacionadas con embarazo y parto y la medicina tradicional.

En forma más concreta esperamos dar al mismo tiempo una serie de sugestiones(3) definidas, de modo que los servicios de salubridad ya existentes pueden ajustarse a la cultura local, en tanto que los apenas inaugurados puedan estar de acuerdo desde un principio con ella. La parte principal del presente estudio se dedica a enmarcar el panorama cultural en general. Sin embargo, en el capítulo final trataremos de presentar sugestiones (sic) en específico acerca de los diversos aspectos del programa de salubridad. Debe recordarse que los varios campos de la salubridad pública se encuentran entrelazados; como consecuencia, algunas de nuestras recomendaciones pueden aplicarse igualmente a las actividades de la Dirección de Educación Higiénica de Ingeniería Sanitaria o de Bienestar Social Rural, o bien, a las de Servicios Coordinados y Educación. 

“Caliente” vs “frío” (págs. 83 – 87) 

La antítesis de “caliente y frío” aparece de cuando en cuando entre las enfermedades sobrenaturales; pero cuando examinamos las enfermedades naturales es de máxima importancia. Algunas dolencias se atribuyen a un resfriado, otras como el sarampión están ocasionadas por el calor dentro del cuerpo del paciente. Cierto número de enfermedades se haya completamente fuera del concepto que así se discute, pero son poco frecuentes. Varias de las declaraciones representativas acerca de lo “caliente” y lo “frío” se dan a continuación:

Todas las enfermedades del estómago son “frías” porque producen “obradera” (diarrea); pero si con las enfermedades viene calentura, entonces la enfermedad es “caliente”. 

El paludismo viene de asolearse y de mojarse [después]. 

El bocio es “frío” porque cuando hace mucho frío o hay humedad, duele mucho.

El dolor de garganta es “frío” porque viene de mojarse. 

El hipo siempre es “frío” porque viene del frío o de mojarse o porque se comen cosas “frías”.

A veces el tratamiento se basa en neutralizar a una enfermedad caliente con un remedio frío o viceversa. 

Mucha gente cura las enfermedades como no debe. Por ejemplo, la gripe es “caliente” y utilizaron cosas “calientes” para curarla. Claro que no les da resultado. 

El tétano es “frío” porque da por mojarse o porque se enfría la persona. Se cura con… cosas “calientes”, para que quemen y “calienten” a la persona. 

La tosferina viene de frialdad. Se cura poniendo plantillas calientes en los pies. 

El paludismo es del “calor”, se cura con [la planta llamada] choteten (sic) y aguardiente, ambos “frescos”. 

El dolor de cabeza es “caliente” y quiere para curarlo cosas “frescas”. 

Ilógicamente, en algunos casos el tratamiento recomendado, o la medicina, es de la misma categoría “caliente” o “fría” que la enfermedad. Así: 

La irritación de los ojos es “caliente”, se cura con leche humana, que es caliente también. 

Para aumentar la confusión se dice que algunas enfermedades comienzan siendo “frías”, pero que se convierten en enfermedades “calientes”.

Otras ideas generales

Los conceptos de la gente de Santiago son vagos en lo que se refiere a la medicina preventiva. Se dice que algunas enfermedades sobrenaturales pueden evitarse tomando precauciones adecuadas,  pero que pocas de estas precauciones están asociada con enfermedades naturales. Para evitar la tosferina se cuelga en el cuello del niño una bolsita de tela roja, llena de raíz de zorrillo. En términos muy generales, se cree que una alimentación bien equilibrada de alimentos “calientes” y “fríos” conduce a la buena salud.

La medicina preventiva moderna ha tenido aceptación en el tratamiento del tétano y muchas personas se dan cuenta de las ventajas que proporcionan las inyecciones anti-tétanos. Por medio de los Servicios Coordinados se vacuna a los miembros de la comunidad contra la viruela; los informantes cuentan que hace mucho tiempo que la población en general ha sido inmunizada, pero a los niños de escuela se les vacuna por lo general cada año. Algunos ciudadanos locales creen que una sola inmunización es eficaz para toda la vida.

Claramente, las nociones populares acerca de la transmisión de las enfermedades tienen relación con cualquier programa de salubridad. Acerca del contagio los informantes tienen ideas confusas. Algunos hablan con suficiencia acerca de los microbios; por ejemplo, según unos, la diabetes se atribuye a un microbio. Lo mismo dicen otros acerca del tétanos; y una [informante] expresa duda:

Dicen que el tétanos depende de un microbio que hay en la tierra. Pero no creo yo que pueda ser porque a unos les da el tétano y a otros no. Cuando les entra una nigua [que infecta] y resulta el tétanos, puede ser que la nigua lo trae. Se me hace que el tétanos es una infección.

Varias personas están convencidas de que el tétanos se transmite de individuo a individuo mediante el contacto, por el sudor. 

Una observación anterior acerca de la tuberculosis produce la impresión de que no se tiene ninguna idea sobre su transmisión de una persona a otra. Pero no es ese el caso. Se nos dice que la tuberculosis puede ser hereditaria. Que puede transmitirse de abuelos a nietos sin que se haya hecho evidente en la generación intermedia. Varias personas nos previenen que la enfermedad puede contraerse, si se llevan alhajas de oro anteriormente usadas por una persona tuberculosa. Una informante hizo una complicada declaración acerca de la tuberculosis ligándola con lo “caliente” y lo “frío” y poniendo muy en claro, sus ideas acerca del contagio:

La tisis viene de que se “ventean”. Vienen calientes y beben agua. Después sienten una cosa caliente en el pecho y empiezan a estar malos. A veces viene de herencia, de contagio. Así se mueren todas las gentes de una familia.

Hay tres clases de tisis. (1) La que le da a la gente gorda; no adelgazan y es porque el pulmón se les esponja. (2) La que le da a la gente flaca, porque el pulmón se seca. (3) La tuberculosis, que es la más mala. Se malea(sic) en el pecho y no puede comer. Porque se le pone como una llaga por dentro. Es la más contagiosa; los enfermos, no deben ser visitados. La familia riega cal en el piso de la casa para evitar el contagio.

Se cuenta con pocos informes acerca de la importancia que alcanzan las enfermedades venéreas en Los Tuxtlas. Al parecer no están muy extendidas, aunque algunas veces se señala la sífilis, en relación con los niños que nacen muertos o que mueren en la primera infancia. Los comentarios acerca de los “flujos” o “flores blancas” pueden referirse, en parte, a la gonorrea. Por lo menos, algunas informantes se dan cuenta de los medios de transmisión, porque se nos dice que la enfermedad ordinariamente sólo ataca las mujeres promiscuas. Sin embargo, una persona cree que procede o de “enfermedad de la sangre” (expresión común en otras partes de México que se aplica a los males venéreos) o de comer frutas durante el periodo menstrual. Otro atribuye el flujo a la anemia. Una comadrona dice que se debe a los riñones, los cuales se afectan cuando una mujer lava ropa en el sol y se baña después. 

Desgraciadamente, no logramos obtener opiniones acerca de la transmisión de las enfermedades infantiles, tales como el sarampión y la tosferina. Los registros de defunciones indican que en años pasados ha habido mortalidad apreciable por ambas causas, y que los informantes debieron tener oportunidad de observar, por propia experiencia, el carácter infeccioso de tales enfermedades. 

En relación con una reciente aparición de sarna (rasquiña), una informante parece tener una actitud fatalista; pero otra se da cuenta de que interviene el contagio. 

Antes no hubo de esta enfermedad; hace como un año que se presentó. Pica mucho. Viene cuatro veces siempre. No es de muerte, pero dan calenturas y fríos y mucha comezón. Si uno se baña, nace más. 

No me gusta que se bañen en el río los niños, porque hace poco hubo mucha rasquiña; todo el mundo la traía. Mi hermana se baña a diario, y no en el río, pero todos los de su familia estaban llenos de rasquiña. Yo creo que eso más bien era porque la persona que le lava la ropa lava de varias partes y por allí se habrá pasado el contagio.

Se cree que ciertos fenómenos naturales tienen relación con las enfermedades. Se dice, por ejemplo, que los días de canícula traen consigo enfermedades. Así:

La canícula entra el 20 de julio, pero sus efectos empiezan desde el 15, cuando la canícula llega entran todas las enfermedades: la calentura, ronquera, tos. Es el tiempo en que se mueren muchas gentes… Es como un microbio que entra. Ya el 25 de agosto sale la canícula y pasa un poco la mortandad, pero los efectos se acaban hasta el 3 de septiembre Yo hasta me contento cuando dice el almanaque (Calendario de Galván) que la canícula ya salió. ¡Ya entra la salud!

De paso, puede decirse que los registros de defunción no muestran que la mortalidad aumente durante los días de la canícula. 

Se cree que la luna influye mucho sobre la salud. Su relación con la enfermedad periódica de las mujeres, la citan con frecuencia los informantes, y más adelante hacemos notar los efectos de un eclipse sobre el feto.

Un niño que nace durante el período de luna llena es gordo y sano, uno que nace en el cuarto menguante es delgado y enfermizo, al igual que el que nace inmediatamente después. Se dice que una persona muere durante la fase de la luna que corresponde a aquella en que nació. Quienes duermen con la luz de la luna sobre el rostro pueden quedar ciegos y una madre joven afirma que su niño había padecido ataques el quinto día después de cada luna llena.

El “relente” es el frío que se siente al amanecer (y según un informante ocurre también al anochecer). Es “muy dañoso”, y por esa razón, una mujer declara que no puede ir a comprar lo necesario para el desayuno en las primeras horas de la mañana. También se evita el sereno como dañoso (sic). Se anotaron algunas curiosas creencias al respecto:

Al salir el sol, el sereno sube. Un señor vació un huevo y llenó el cascarón de sereno y se iba subiendo, subiendo el huevo [en el aire]. 

Yo me imagino que por ser las gotitas tan chicas, se enfrían más, y entonces es más “fresco” [el sereno]. 

En Los Tuxtlas, al igual que en ciertas otras partes de México, se ponen al sereno algunos remedios antes de administrársele al paciente. En resumen, los datos de este capítulo pueden concretarse de esta manera: (1) el tratamiento profiláctico no figura mucho en la medicina tradicional de Santiago, por lo menos en relación con las enfermedades naturales; (2) algunos informantes tienen nociones acerca de la índole contagiosa de ciertas enfermedades, pero las ideas no están claramente definidas; y (3) se creen que ciertos fenómenos naturales tienen relación con las enfermedades.

Notas

1 Masferrer Kan, Elio y Verónica Vázquez Valdés, “Los totonacos a través de la mirada de Isabel Kelly”, en Dimensión Antropológica, vol. 57, enero-abril, 2013, pp. 161-177. Disponible en: http://www.dimensionantropologica.inah.gob.mx/?p=9962

2 Así aparece en el texto original de la antropóloga Isabel Kelly.

3 Debe entenderse como “sugerencias” las veces que esta expresión es usada en este texto [Nota de los Editores].

4  (Nota 49 en el texto original) De acuerdo con un informante, la semilla “hembra” de la planta llamada “cunduacán” es útil contra el mal de ojo, cuando se combina con cuentas de coral y las usa el niño como brazalete. Otro medio para evitar el mal de ojo ha sido mencionado anteriormente (p. 65). El mal viento no ataca a quienes toman la precaución de ir acompañados por una niñita. El agua bendita, tomada el sábado de gloria, vuelve inmune a quien la toma contra la hechicería.

 

Revista en formato PDF (v.10.1.0):

 

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