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La guitarra de son, Libro 1, Un método…

La guitarra de son,                                                   Un método para su aprendizaje en diferentes tonos.   Libro primero  Edición Digital 2021

         Francisco  García  Ranz      Ramón  Gutiérrez  Hernández

 

 

Llegamos finalmente a esta nueva edición del Libro 1 de La guitarra de son, un método para su aprendizaje en diferentes tonos, un trabajo publicado originalmente en 2002, por el IVEC, dentro de la serie Cuadernos de Cultura Popular. Sin dejar de reconocer el gran esfuerzo que se hizo durante 2001, esa primera edición, como hemos comentado antes, salió a la luz pública lamentablemente con muchísimos errores editoriales, omisiones, etc.; en fin, como autores desilusionados consideramos la edición impresentable. Pagamos caro el cambio que ocurrió en la Editora de Gobierno cuando la formación y edición de los libros pasó de modo analógico a digital.

Una segunda edición de la obra se publicó en 2010 con un tiraje muy limitado. Desde ese entonces consideramos que más que hacer un tiraje en papel, la obra debía publicarse en formato digital PDF y distribuirse de manera gratuita.

Esta segunda edición digital 2021 del Libro 1 de La guitarra de son, a 20 años de haberse iniciado este proyecto editorial, el trabajo ha sido revisado una vez más y se han hecho modificaciones mínimas con respecto a la edición 2010, sin embargo, se han eliminando repeticiones y explicaciones redundantes. El cambio más importante en esta edición, es la introducción del término temple, muy común todavía en algunas tradiciones latinoamericanas (Perú, Bolivia, Chile, …). La idea del temple, un concepto elemental que existe desde antes de que las notas musicales tuviesen nombre, nos ha servido para explicar con mayor claridad y nombrar algo que habíamos planteado antes y que se nos dificultaba nombrar,  y todo esto en relación con el a veces confuso asunto de los tonos tradicional de la guitarra de son y la jarana jarocha.  

La guitarra de son. Un método… , Libro 1, PDF (v.1.1):


Grabaciones

Ejemplos musicales

I.01.  Grupo Reforma Agraria. Pajapan. (a)

I.02  Grupo Unidad Indígena. Sta. Rosa Loma Larga, Mpio. Hueyapan de Ocampo. (b)

I.03 I. Reyes y E. Lázaro. Sta. Rosa Loma Larga, Mpio. Hueyapan de Ocampo. (c)

I.04 I. Reyes y E. Lázaro. Sta. Rosa Loma Larga, Mpio. Hueyapan de Ocampo. (c)

I.05  Grupo Comején, Acayucan. (a)

I.06  D. Morales y L. Oseguera, Chacalapa. (c)

I.07. Grupo San Lorenzo, Tacamichapan. (d)

I.08. Grupo Chacalapa, Chinameca. (e)

I.09. L. Medel y J. Zapata, Santiago Tuxtla. (d)

I.10  Grupo de Tilapan, San Andrés Tuxtla. (b)

I.11. Félix y Arcadio Baxin, Santiago Tuxtla. (c)

I.12.  Grupo Son de Santiago, Santiago Tuxtla. (b)

I.13.  G. Chiguil y M Álvaro, San Andrés Tuxtla. (f)

I.14. Arcadio Hidalgo y su grupo, San Juan Evangelista. (g)

I.15. Grupo Casarín, El Marqués, Tlacotalpan. (d)

I.16.  P. Gil y L. Campos, Rancho Guinda, Santiago Tuxtla. (d)

I.17. B. Jimenez, J. Alvarez y H. Tadeo. Playa Vicente. (c)

I.18. Neftalí Rodríguez y su grupo, Pueblo Nuevo, Carillo. (d)

I.19. Los Auténticos Parientes, Playa Vicente. (h)

I.20. Grupo Alma Jarocha, Blanco de Nopalapan, Rdez Clara. (d)

I.21. D. Cabrera, T. Velázquez,… Boca del Río. (i)

I.22. J. Cruz y A. Alfonso, Tlacotalpan. (f)

I.23. Conjunto Tlacotalpan, Tlacotalpan. (j)

I.24. Los Tiburones del Golfo, Boca del Río. (j)

I.25. Grupos Ecos del Papaloapan, Córdoba. (j)

 

(a)  Fiesta de la Candelaria, Minatitlán 1991, © (p), 1991 Discos Pentagrama S.A., México. 

(b)Sones campesinos de la región de los Tuxtlas, grabaciones de campo, PACMYC, FONCA, 1995.

(c)Las Voces del Cedro/ La Puerta de Palo, © (p), 1998 Agustín Estrada, CNCA, FONCA.

(d)Grabaciones de campo, 1981-83,  Francisco García Ranz,  inéditas. 

(e)Sones de muertos y aparecidos, CONACULTA, Culturas Populares, 2000.

(f)Folklore Mexicano Vol. II, Antología del son Jarocho, grab. de José Raúl Hellmer, años 1960. 

(g)Sones de México, Antología, INAH/SEP, No. 15, grabaciones de Arturo Warman, años 1960. 

(h)Sones de la Llanura, Los auténticos parientes de Playa Vicente, Veracruz, CONACULTA, 2000. 

(i)Sones de Veracruz, INAH/SEP, No. 6, grabaciones de Arturo Warman, años 60. 

(j)La Iguana, Sones Jarochos, © (p), 1996 Discos Corasón S.A., México, (CDCO127). 

 

Ejercicios

I.26. Afinación

I.27. Tablatura

 

1ra serie de ejercicios 

I.28. Ejer. 1

I.28. Ejer. 2

I.29. Ejer. 3

I.30. Ejer. 4

I.31. Ejer. 5

I.32. Ejer. 6

I.33. Ejer. 7

I.34. Ejer. 8

 

2da serie de ejercicios 

I.35. Ejer. 9

I.36.  Ejer. 10

I.37. Ejer. 11

I.38. Ejer. 12

I.39. Ejer. 13

 

I.40.  El Piojo tema

I.41.  El Piojo variante

I.42. El Piojo estribillo

I.43. El Borracho

I.44. El Jarabe tema

I.45. El Jarabe tema variante

I.46. El Jarabe patrón 1

I.47. El Jarabe patrón 2

 

 

 

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Cirilo Promotor Decena

La Manta y La Raya # 4                                                                             marzo 2017


Cirilo Promotor
Decena:

Pilar del Son en
Tlacotalpan

Bernardo García Díaz

Laura Cohen

El Tlacotalpan de mediados del siglo XX no pasaba por el mejor periodo de su historia; más bien, vivía la fase terminal de un proceso de estancamiento económico, iniciado desde fines del Porfiriato cuando perdió la supremacía comercial que ejerció sobre una vasta región de las pródigas llanuras sotaventinas. En pocos años vio desaparecer la febril actividad de su muelle, al mismo tiempo que dejaban de deslizarse por las aguas de su servicial río, el Papaloapan, los veleros y goletas, con su colorida marinería extranjera que sacaban las riquezas de tierra adentro rumbo a Veracruz o con destino a ultramar. Esto fue consecuencia directa del desarrollo de un nuevo medio de transporte: el ferrocarril. Su funcionamiento le arrebataría a la perla del Papaloapan la mayor parte de su tráfico, al extender sus cintas de acero por la comarca que había sido su tributaria.

A lo anterior se sumaría la crisis y finalmente clausura del que fue su principal ingenio azucarero, el Santa Fe, la venida a menos de sus talleres tabacaleros y los trastornos provocados por el desorden y el bandolerismo que se desató en su rica y extensa llanura ganadera a partir de la revolución. Se puede entender así por qué la población resbaló por la pendiente de una decadencia irremediable de su comercio fluvial; al volverse obsoleto éste, se quedó Tlacotalpan, vestida y alborotada, como escribiría Ricardo Pérez Monfort, ante un ferrocarril que representando la modernidad se le acercó y llegó a Alvarado, a Cosamaloapan, a San Andrés Tuxtla y Tuxtepec, pero nunca cruzó su territorio.

Aún así, la población ribereña no se daría por vencida y conseguiría mantener al menos su jerarquía comercial en su inmediata región circundante. A ella continuarían llegando regularmente, por decenas, y a veces hasta por centenares, los pobladores de sus congregaciones para surtirse cada fin de semana de lo que la ciudad les ofrecía. Los rancheros llegarían por vía fluvial a aprovisionarse de arroz, frijol, café y de algunas frutas como los plátanos machos; a comprar unos pantalones de dril, una camisa, unos botines rechinadores o un sombrero de Tehuacán, a meterse a curiosear a una talabartería o tomarse unos tragos en alguna cantina, o incluso, para adquirir una jarana fabricada por un acucioso artesano como Melesio Vilaboa, mejor conocido como don Mele.

En los cayucos de nacaste y otras embarcaciones que surcaban el río de las Mariposas y sus afluentes, no sólo llegarían los productos de la tierra, del agua o del aire que traían a mercar los rancheros. También los sábados o domingos arribarían las briosas bailadoras de son jarocho y los animosos fandangueros desde las perdidas comunidades que se alzaban alrededor de la ciudad. Unas y otros llegaban atraídos por los fandangos que cada semana organizaba Miguel Ramírez, un comerciante popularmente conocido como Caballo viejo, quien jugaría un importante papel en la promoción permanente del fandango en la población a mediados de siglo pasado.

Uno de los que arribaría bogando, con su requinto al hombro, y remando a través del río San Juan, que se une al Papaloapan precisamente frente a Tlacotalpan, sería Cirilo Promotor, entonces un veinteañero oriundo de la pequeña congregación de Mata de Caña. Él habría venido años antes siendo apenas un adolescente, acompañando a su padre, a comprar su primer instrumento, un chaquiste (todavía más chico que el mosquito que es la más pequeña de las jaranas), y regresaría más tarde a adquirir del taller de don Mele un requinto, que le regaló también su progenitor. Esto sucedió décadas antes de que él mismo se convirtiera en un consumado artesano constructor de jaranas y terminara siendo reconocido, en 1996, como uno de los grandes maestros del arte popular en México.

Mario Cruz Terán

Pero en los años cincuenta, Cirilo Promotor era sólo otro habitante más del pantano, un campesino, un muchacho jarocho, es decir, un fruto racial y cultural del afromestizaje que se dio con profusión y hondura en la cuenca del Papaloapan, en los territorios correspondientes a los antiguos cantones de Veracruz y Cosamaloapan. Era el mayor de seis hermanos y nieto de Macedonio Promotor, un campesino fiestero por los cuatro costados, que no tenía empacho en abandonar sus instrumentos de labor agrícola y el trabajo mismo, atraído por la magia del fandango. A éste, le gustaba cantar, y tenía la voz para hacerlo, y si había tragos para entonarse, toritos de jobo o nanche, con más razón dejaba todo para participar en la fiesta jarocha: “pasaba por las rancherías, y si había fiesta ahí se quedaba, ya no llegaba a la milpa, al sembrado… Ahí guardaba su pala, su machete o hacha. La misma gente se los guardaba, ya los cuidaban ahí.” Y como le gustaba mucho el fandango: –“ese cantaba mucho verso” – le encantaba versar:

Bonita compañerita
se ha venido usted a encontrar
que parece una amapola
y acabada de cortar.
Ahora déjenmela solita
que la quiero ver bailar
le tocaremos El Colas
que tan bien lo ha de mudancear.

Tenía también un tío abuelo, Guadalupe Cruz, que tocaba el requinto, y quien le regalaría un viejo instrumento, y con el cual comenzó a aprender la tocada líricamente, como era habitual en el campo. Por si fuera poco, su madre era una asidua asistente a los fandangos.

Mario Cruz Terán

Cirilo Promotor provenía de un animado, y más bien privilegiado, entorno musical, no sólo por el ambiente familiar, sino por el mundo comunitario rural en el cual creció. El ambiente del que provenía, el nacido en Mata de Caña, era sobre todo campesino; aunque no exclusivamente, pues los agricultores también habitualmente pescaban, y con un poco de suerte y tesón, algunos de ellos llegaban a incursionar en muy pequeña escala en la cría de reses. La escuela que recibió fue la del trabajo agrícola desde temprana edad, así él se iría curtiendo en la siembra y cosecha de productos como el maíz, la sandía, el chile, la yuca, la calabaza y el tomate. Éstos eran cultivados en tierras ajenas, de terratenientes que las prestaban por tres años, con el compromiso de que al iniciar el cuarto las dejaban listas los campesinos para que el pasto creciera para el ganado: “la medida era por tres años, para no aburrir mucho la tierra, para no agotar mucho la fuerza de la siembra.”

… continua.

Revista completa en formato PDF (v.4.1.1):


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