Voces y cantos de la tradición

La Manta y La Raya # 12                                                             marzo 2021 ________________________________________________________________________

               Voces y cantos de la tradición

Textos inéditos de la Fonoteca y                                                             Archivo de Tradiciones Populares

Colegio de México

 

 

Hacemos una selección del libro Voces y cantos de la tradición de Yvette Jiménez Báez, publicado por el Colegio de México, en donde se registran versos y testimonios de Dionisio Vichi de Santiago Tuxtla; Gabriel Hernández Pérez, Juan Polito Baxín y Andrés Moreno Najera de San Andrés Tuxtla; y de Andrés Aguirre Chacha y José Chavez de Tlacotalpan. Las entrevistas fueron realizadas entre 1991 y 1992, y giran sobre diferentes temas.

Voces y cantos de la tradición : textos inéditos de la Fonoteca y Archivo de Tradiciones Populares / Yvette Jiménez de Báez, editora ; con la colaboración de E. Fernando Nava L. … [et al.]. El Colegio de México, Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios, 1998.

 

el ganador en la controversia

Entrevistador (E): Cuando se enfrenta uno con otros grupos, así […] cantando, versando, ¿cómo se puede saber quién le gana al otro?

Andrés Aguirre Chacha: Claro, el verso va subiendo, ¿no? Por eso, si usted me dice una grosería en un verso y yo resalto más, yo resalto más y usted tiene que resaltar más, y entonces ahí van, están los piques, vamos resaltando y hasta llegar el momento hasta de mentarse la madre. Entonces, pos, mejor para uno, por los problemas y dificultades.

E: ¿Pero el enfrentamiento siempre es pícaro?

Andrés Aguirre Chaca: Sí.

* *

Dionisio Vichi: Me convidaron a una boda […].No empezaba yo a cantar, yo nomás escuchaba que ese señor llegó, y verso y verso y verso y … pero un señor de por allá de Tapacoyan me decía: “Nicho, Nicho […] cántale una a él, échate tus versos. […] Entonces se avorazó, dice: “El que me conteste este verso de la Mixtequilla […] es que de plano […] es chingón” […].

E: ¿Y se acuerda qué verso era el que echó él?

Dionisio Vichi: No, la contestación mía es así: 

Al llegar a una función,

a ver las mil maravillas,

y digo a todo el montón:

“No soy de la Mixtequilla,

pero doy mi corazón

a toda la palomilla”.

Y era la “siquisirí”, y me lo fui llevando, me lo fui llevando, me lo fui llevando. Pero él cantaba, cantando a otro lado, y se me viene acostillando, se me viene acostillando y yo tocando mi guitarra. Digo: “Ya estuvo. Se picó y se vino hasta que me alcanzó”. Pero yo digo: “Pues ni modo, […]. Si aquí me lo dejo que se me eche encima, va a decir que soy cobarde”. Pero yo traía todos los versos de todo, y yo pensaba en mi memoria: “Y me lo estoy llevando, me lo estoy llevando … Y duro, y duro, y el otro, y yo con él, y yo con él y medio se cejaba. De plano se le atoraba un verso, y yo duro con él, y duro con él, y tocando mi guitarra. Tocando mi guitarra, y duro con él”, y le decían los de Tres Zapotes: “Ahí está el tuxteco […]; te va a ganar el tuxteco. Si no, lo vas a ver, porque tú eres un fanfarrón […] que estás ahí diciendo estas cosas, y ahí está. Y no te quedes […], porque te va a revolcar. Pero en eso lo perturbaban […] los versos, y yo duro con él, yo no le aflojaba, hasta que me lo doblé. 

 

del aprendiz de músico y de trovador; puntear en tierras veracruzanas                                                                                

E: ¿Y desde qué edad usted anda en la versada?

Dionisio Vichi: Desde chiquito, chiquito; como de doce años aprendí a tocar la jarana. De doce años. Luego de ahí agarré el requinto chiquito. Un requinto así, punteado. Y sonaba bonito. Y ahí ese punteo del requinto chiquito es el mismo pa’ tocar la guitarra grande. Nomás se dificulta por los trastes de la guitarra grande que los tiene más tramiados. Y el requintito, pues, digo yo, los tiene más cerquita. Pero le agarré ahí todo […], y yo anduve tocando con un muchacho que se murió. Ese tocaba con los de Alvarado, por ahí. Ese muchacho tocaba la guitarra y punteaba. Y yo, como andaba tocando con él y otro amigo que vive por acá -como lo representa usted- […] pues lo fui agarrando. Entonces punteo la guitarra y canto mi voz. El micrófono lo usé en México. Cuando nos ponemos […] las cinco personas que andamos nosotros, nos ponen cinco micrófonos. Yo aquí con mi hijo Celcio –ése también toca jarana y canta los versos míos, ¿no?, porque los aprendía–. Y luego de ahí, nos ponemos ya aquí, y yo aquí punteando y él tocando la jarana. Los otros así, los otros así, los otros acá: cinco. Y entonces ya; cuando soltamos el verso, entonces los contestamos todos, y áhi sale.

 

aprender a intepretar el son

E: ¿Cuántos años tiene usted?]

Juan Polito Baxin: Setenta y seis años.

E: ¿Y desde qué edad usted interpreta el son?

Juan Polito Baxin: Casi yo en la edad de diez años nomás oía, pero ya a la edad de doce años empecé a tocar una jaranita y estuve en una fiesta que ahí pasaba mucha gente a tocar, porque les gustaba el trago. […] Y yo nomás ponía cuidado, pero cuando yo les intenté de aprender la jarana, cuidado que batallé. No podía yo aprender a tocar la jarana. Cuando ya lo aprendí […] entonces se me ocurrió aprender la guitarra. También me dio mucho trabajo porque nadie me enseñó. Yo nada más oía a los que tocaban, y […] le agarré ahí la detonación. Se le daba la detonación a aquel que va a cantar para que no se oiga mal. Porque si una jarana está muy bajo […] aquel que está cantando se oye mal; no compite con la “detonación”, y todo eso se le ha buscado.

 

tiempo de fiesta de los fandangos veracruzanos 

Gabriel Hernández Pérez: Los huapangos ya van muriendo; más que anoche, pero no estuvo muy bueno. […].  Sí hay unas bailadoras aquí que zumban bonito. Hay una bailadora aquí media copiadona; se pone una cerveza aquí, un vaso con refresco, una copa, y la anda bailando. Y se lo zarandea y anda con una cerveza aquí; una botella de cerveza. […] De chamacón se hacían fandangos. Pasaban muy bonitos los huapangos.

E: ¿En qué ocasiones se hacían los huapangos? 

Gabriel Hernández Pérez: Cualquier boda. Habían bodas ahí, unas daban chocolate […]. Ya los tendían a los manteles y todo, y ya venía la novia; y ya sentarse la novia ahí, y ya la tarima por ahí, y ya empezaban a repartir el pan en la comida, y este … en ese tiempo eran muy bonitos los huapangos. Por aquí ya pasaba la mesa y todo, y ¡vámonos al huapango!. Había muchos jaraneros de gratis; ahora no. […] Todo de gusto, todo de gusto; pero ahorita ya no …

 

el son veracruzano y sus ritmos

Andrés Moreno Nájera: [Hablando sobre las regiones del son]. La región de los Tuxtlas y la otra es la de Santa Marta, allá, la tierra de […] Tantoyuca, Los Mangos. Todos esos lugares tienen otros ritmos y otras formas de interpretar los sones. Son las tres formas, las tres corrientes del son veracruzano. También en las tres regiones se hacen Encuentros. Santiago ha realizado dos años seguidos Encuentros aquí en la región, que es Santiago Tuxtla, Santa Marta, San Lorenzo […] y el de Tlacotalpan.

Entonces nuestras costumbres son nuestros ritmos. Nuestra música es muy diferente a la demás música. […] No es igual a la de Tlacotalpan; es completamente diferente.

E: ¿En qué varía?

Andrés Moreno Nájera: En los ritmos, en la forma de interpretarse. El año pasado ya vimos que algunos grupos como es “El Sacamandú” empezó ya a interpretar algunos sones como se interpretan por acá; la forma. Como dicen los viejitos de aquí, “como se interpretaba antes”. Antes los sones no eran muy corridos porque para el bailador –le gusta bailar– debe ir sacando el ritmo de la música; dibujar el ritmo; hacer la música misma con los pies. Un son demasiado corrido no permite al bailador dibujar la música. Taca, taca, taca … ese no es el chiste, sino dibujar y llevar el contrarritmo de la música, pero con los pies. Es que aquí los sones son así, pausados, y hay sones que llegan la mayor parte. Están tocando, llegan, se paran y comienzan otra vez, y de eso tenemos el jarabe. El jarabe comienza despacio, despacio, despacio; viene él despacio; viene el estribillo y se arranca todo lo que es el estribillo para el son, y vuelve otra vez a comenzar.

 

muerte y música en San Andrés Tuxtla

Andrés Moreno Nájera: Una de las cosas que hacen [que] la música de San Andrés tenga […] es que la gente es muy religiosa. Además de esto, desde antes, desde hace muchos años, se acostumbraba acompañar con música todos los acontecimientos sociales. Alguien moría, y se le acompañaba toda la noche con música; después amanecía y se iba a enterrar con música y después se hacían novenarios con música, jarana. Después, hasta el cabo de año, música. Ahora ha cambiado todo. Se sustituyó la música de la jarana por los mariachis que ahora pasan […]. Y eso influyó; se sustituyó eso. Ya no se toca en el novenario, ni se ve la música. Hace como un mes fui a un novenario con jarana. Pero sí se celebra el cabo de año. Que cuando alguien tiene dinero y lleva gusto, hace un velorio. Entonces la costumbre […], antes, era que si en los días antes del cabo del año de muerto, toda la música era pausada, lenta, demasiado lenta, demasiado pausada. Después del año, con el cabo de año, se despojaban ya del luto; entonces ya la música no suena igual. La música es más rítmica, más alegre. Entonces, en estos velorios lo que se acostumbra es, por un lado, están rezando -bueno ahorita porque es de la Guadalupe-, pero aquí todo el año es velorio, cuando no es el Niño de Atocha, la Virgen de Los Remedios, en fin. Por un lado, la gente está llorando; en el altar, están rezando: lloran y rezan …

 

las pascuas de San Andrés y el cuidado de la “detonación”

Juan Polito Baxin: Por ejemplo, anoche quiso [el encuestador] que tocara yo una Pascua, pero esa Pascua solamente mi abuelito la cantaba. Le llamaron una Pascua por […] la repetida; porque se repite dos veces la tonada. Y aquí en la guitarra le doy la “detonación”, según le doy la detonación [al] que canta. También debe de hacer igualito lo que aquí el disco; aquí agarra esa “detonación” y se oye bonito, porque yo anduve mucho con gentes, con varias gentes que cantaban Las Pascuas, pero la repetida es dificil. La repetida es dificil porque se tiene que aprender bien para darle toda la “detonación”. 

 

acoplarse para cantar

Dionisio Vichi: Me agarré a cantar con un señor casi casi todas las noches. No muy seguido. Digo, los sones, ¿no? Así que no descansamos, pero sí, nos tejimos hasta que aclaró Dios. Porque como trae la Virgen de Los Remedios … Y le dije a mi hijo Ausencio […]: ”Uta, de veras nos divertimos aquí cantando versos […] con ese hombre, digo, pero no nos chocamos con él. Nos tejimos muy bonito hasta que aclaró Dios; hasta que se llevaron la Virgen”.

E: ¿Qué fiesta fue esa? 

Dionisio Vichi: Es una Virgen que andan trayendo, de Los Remedios. 

 

los programas de radio de Minatitlán, Veracruz

Gabriel Hernández Pérez: [Hablando de trovadores que participan en un programa de radio]. Los oigo ahí; pero los oigo porque están en el programa […] los sábados. Los sábados por la tarde en Cosamaloapan, de la una de la tarde para abajo, están echando versos muy bonitos […]. En una ocasión oí yo un verso de esos cosamaloapeños en zapateado. Porque los versos no nada más se cantan porque sí. Hay sones en que cabe verso, pero hay sones que no. En una bamba, no cabe más que la sola bamba; no puede improvisar algo. […] En sólo un toro, igual. Pero en un zapateado ya es donde puede uno cantar más bien un son a alguna muchacha: decir su fisonomía, lo que sea, lo que trae, vamos a suponer, ahí. Pero ya en un toro, no. Un toro ya nada más es un toro derecho y en el zapateado ya va cantando, lo que te dé, que te sepas, pero que calce con el son. Porque si no …

 

          saludos al comenzar a cantar el son de “el siquisirí”

Con permiso, compañeros,

voy a empezar a cantare;

pero sí antes les aviso

que me van a dispensare,

en este lugar que piso

acabado de llegare.

He llegado a esta función

a ver las mil maravillas,

y digo a todo el montón:

“No soy de la Mixtequilla,

pero doy mi corazón

a toda la palomilla”.

Dionisio Vichi

 

También se saluda a la concurrencia cuando se cantan versos de amores

He llegado a esta función

porque me gusta cantar;

eres rosita en botón

yo te quisiera cortar;

también en mi corazón

te quisiera dibujar.

La flor de la sanjuanera,

te pareces, vida mía,

y como que soy sincero

hoy te canto estas poesías,

no le hace que usted me quiera

al amanecer del día.

Dionisio Vichi

 

que pueden continuar toda la noche

Yo corté una flor morada

que sólo en junio se ve;

creía que no eras casada

por eso te enamoré:

¡Bonita la madrugada,

cuando te empecé a querer!  

Dionisio Vichi

Voy a llevarte a la playa

a recoger conchas finas,

para hacerte una med alla

y vestirte de catrina;

para que veas que te quiero

como quise a Josefina.  

Dionisio Vichi

 

hay coplas que forman una secuencia

Sé que te vas a casar

con uno de tu contento;

ese día se ha de llegar

mi entierro y tu casamiento.

Cuando te estarán lazando

con esas bellas cadenas,

a mí me estarán haciendo

en mi casa una novena.

Cuando te estarán poniendo

la sortija de amante,

tu a mí me estarán prendiendo

cuatro cirios por delante.

Cuando salgas de la iglesia

con tu estimada madrina,

con la punta del zapato

me echarás la tierra encima. 

Dionisio Vichi

 

el trovador elabora las coplas con componentes de su memoria

“Eso es compuesto de mi memoria”, dice:

La flor de la pitahaya,

te pareces, vida mía,

que me gusta tu semblante

y toda tu simpatía,

al ponerte tu medalla

relumbra todos los días.

Cuando usted me corresponda,

y me entregue su pasión,

mira que yo soy el hombre

que te amo de corazón;

a donde usted lo disponga,

le pondré su habitación.

A la orilla de un palmare

me encontré una joven bella,

su boquita de coral

y sus ojitos bellos,

tan una mirada de amor

quiero que me des con ellos.

 

Al pie de una cirgüelita,

triste está mi corazón,

porque vide mi Adelita

y me llamó la atención,

¡qué bonita florecita,

muy parecida al palmón!

 

Al subir una lomita

en el cerro de El Vigía,

me vide una morenita

al amanecer del día;

llevaba una azucenita

que le regaló María. 

Dionisio Vichi

 

en los bailes de desenojo, las parejas dialogan en coplas

Si te hallas enojada,

porque tengo un nuevo amor,

mentira, de eso no hay nada,

soy hombre merecedor. 

Juan Polito Baxin

 

y en las controversias los trovadores contienden en verso

José Chavez: Pues Vale Bejarano era un señor que todo lo que le preguntaban lo […] contestaba en verso. Por ejemplo, una vez alguien le dijo así para “tantearlo”, para ver si no le contestaba. Le dijo:

Dos preguntas voy a hacerte:

dime, Vale, si es posible,

-si contestas, tienes suerte-,

dime qué cosa es factible:

si luchar contra la muerte

o vencer al imposible.

A lo que el Vale contestó en seguida:

Te contesto lo posible

para ya no entretenerte;

para un doctor es factible

luchar contra la muerte

y vencer a lo imposible

Eso ya es cuestión de suerte.  

 

controversia y versos de amores

Dionisio Vichi: Una vez sí me agarré con otro de Catemaco. Sí, pero ese no dio la talla. Enseguidita se quedó. Y ya de allí yo seguí con mis versos míos, así: versos sueltos, de amores –de su cadena, de su sortija, de su arete, de su lindo mirar […]– puros versos de amores […]. Dice:

Quisiera ser el pañuelo,

la sortija de su mano,

porque en ti mi amor se fia

que eres la flor del verano;

antes que otro te persiga,

¿qué dices, negra, nos vamos?

los cantares se llevan 

en el pensamiento

Dionisio Vichi: Y yo, cuando sí vamos a tocar, ¿sí?, ya llevo yo pensado lo que voy a cantar. Y lo que se me viene de pronto, así agarro uno, agarro otro. Y sales y sacas.

Me gusta la maravilla

nada más por su color;

una rosa de Castilla

al pasar me dio su olor,

¿pero ‘onde está la vainilla

la que trasciende mejor?

E: ¿Ese también es suyo?

Dionisio Vichi: Sí.

Voy a comprarte un vestido

de satín americano,

para que vayas conmigo

al puerto veracruzano,

en los Estados Unidos,

‘onde hacen los aeroplanos.

Dale libertad a mis penas,

¿por qué estar encarcelado?

Dime, trigueña, hasta cuándo

que yo me veré a tú lado. 

 

y de generación en generación se guardan en la memoria

Dionisio Vichi: El difunto, mi padre Próspero Vichi, sabía versitos […] Uno nomás me acuerdo. Dice:

Yo soy el guarda chiquito,

encantado de una aduana;

si su amor es parejito,

aquí nos vemos mañana

en el mismo lugarcito.

tiempo de coplas encadenadas 

propias para el zapateado

Al cortar un lirio blanco

yo creía que era azucena,

porque trascendió bastante

igualito a una gardenia;

también de su amor me encanta,

hermosísima trigueña.

Hermosísima trigueña,

tu simpatía me engrandece;

te he de querer y te adoro,

te repito varias veces,

mi corazón triste llora

todos los días que amanece.

Todos los días que amanece,

de mi cama me alevanto;

yo no sé qué me parece

de ver que te sueño tanto,

será por primeras veces

dale aconsuelo a mi llanto.

Dale aconsuelo a mi llanto,

no lo hagas tanto penare;

concédele aquella fruta

que se empieza a madurare;

antes que se desperdicie

mejor lo voy a cortare.

Mejor lo voy a cortare

ese ramito de azahare,

porque hojita por hojita

todas se quieren regare,

pero voy poco a poquito

y sin darlo a maliciare.

Dionisio Vichi: Esos son versos encadenados de zapateado […] compuestos de mi memoria. Compuse como dieciocho o treinta versos así, encadenados. Cuando me agarro yo a cantar […] bueno, primero yo empiezo los versos sueltos […]. Si me quiere hacer cosquillas […] con sus versitos, de plano, pues yo también ahí voy poco a poquito. No lo atizo, no lo atoro yo; bonito, de plano. Ahí me la voy llevando, ahí me la voy llevando. No lo dejo a que se me atore un verso.

 

también el son de “las palmas” es de cuartetas encadenadas

De Poncio Pilatos

todos se valieron,

hasta que de muerte

sentencia le dieron.

Sentencia le dieron,

le pusieron pena;

pero ahora vive

en el cielo que reina.

 Gabriel Hernández Pérez

 

NOTAS

Andrés Aguirre Chacha (Viscola)

Entrevistado por Miguel Olmos Aguilera y Mario Antonio Ortiz, en Tlacotalpan, Veracruz; 12 de noviembre de 1991. Datos del informante: 38 años, nació en Tlacotalpan, Veracruz, en 1953. Músico, cantador y transmisor de textos. Transcripción de Mario Antonio Ortiz.

José Chávez (Memo Chávez)

Entrevistado por Mario Antonio Ortiz y E. Fernando Nava L., en el Bar de Tobías de Tlacotalpan, Veracruz; 14 de diciembre de 1991. Datos del informante: 64 años, nació en Tlacotalpan, Veracruz, en 1927. Recopilador de textos. Transcripción de Donají Cuéllar Escamilla.

Gabriel Hernández Pérez  (Señor del Güiro) 

Entrevistado por Miguel Olmos Aguilera, en su domicilio, Comoapan, San Andrés Tuxtla, Veracruz; 12 de diciembre de 1991. Datos del informante: 73 años, nació en 1918. Músico. Transcripción de Marco Antonio Molina. 

Andrés Moreno Nájera

Entrevistado por Miguel Olmos Aguilera y Mario Antonio Ortiz, en la Casa de la Cultura, San Andrés Tuxtla, Veracruz; 11 de diciembre de 1991. Datos del informante: 33 años, nació en 1958, en San Andrés Tuxtla, Veracruz. Músico, cantador y transmisor de textos. Transcripción de Donají Cuéllar Escarnilla.

Juan Polito Baxin

Entrevistado por Miguel Olmos Aguilera y Mario Antonio Ortiz, en la Casa de la Cultura, San Andrés Tuxtla, Veracruz; 12 de diciembre de 1991. Datos del informante: 83 años, nació en [1908]. Músico, cantador y transmisor de textos. Transcripción de Miguel Olmos Aguilera.

Dionisio Vichi

Entrevista de Miguel Olmos Aguilera y Mario Antonio Ortiz, en una tiendade abarrotes, Santiago Tuxtla, Veracruz; 19 de mayo de 1992. Datos delinformante: ca. 76 años, nació en Santiago Tuxtla, Veracruz. Músico. Transcripciónde Donají Cuéllar Escamilla.

 

Revista en formato PDF (v.12.1.0):

 

 

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