Las formas de medir y contar de los abuelos

La Manta y La Raya # 10                                                                 marzo 2020 _________________________________________________________________________

Las formas de medir y contar de los abuelos

Andrés Moreno Nájera

 

 

Al triunfo de la Revolución francesa se introduce un método moderno para medir y pesar, capaz de unificar todos los criterios habidos en ese tiempo. El 10 de diciembre de 1799 se aprueba el nuevo sistema de pesas y medidas firmado dicho decreto por Napoleón, denominado: sistema métrico decimal.

En México se introduce y aprueba durante el mandato de Ignacio Comonfort el 15 de marzo de 1857, confirmando y decretando su obligatoriedad en 1861 el presidente Benito Juárez. Mas sin embargo por el analfabetismo predominante, la resistencia a cambiar sus viejas formas de medir y pesar que por generaciones venían haciendo y lo dificultoso de los medios de comunicación era difícil alcanzar el objetivo.

Con la llegada de Porfirio Díaz en 1876 se intensifica el esfuerzo de introducir el sistema métrico decimal, mas sin embargo no se consigue, aunque se logra avanzar en materia de comunicación, se retrocede al sumir al grueso de la población en una miseria lacerante, además de la degradante condición campesina y obrera en las hacienda del país y en las zonas de explotación masiva e inhumana de los mismos, como fueron la región henequenera , la región chiclera, valle nacional etc., donde no tenían la menor oportunidad de instruirse.

Hasta la actualidad quedan reminiscencias de ese antiguo sistema de pesas y medidas que emplearon nuestros bisabuelos.

El trabajo del campo iniciaba con la preparación de las tierras, el campesino acudía a las labores con su chahuastle en la mano para limpiarlas y prepararlas para la siembra. El trabajo lo realizaba por tareas, les pagaban por las que lograba hacer en el jornal. Una tarea era un área de 30 por 30 varas, y cada vara equivale a 0.83m.

Cuando la milpa tenia elotes, estos se vendían y compraban por manos. Después de la pizca, el maíz también se podía vender o cambiar por otros artículos que cubrieran las necesidades del momento y esto se hacía por manos o en zontles; una mano contempla 5 piezas y el zontle 80 manos o un total de 400 mazorcas.

Si el maíz ya estaba desgranado o cualquier otro grano como el frijol y el arroz, entonces se vendía por arroba cuyo símbolo siempre ha sido @ y estaba tasada en 11.5 kilogramos, por esta razón los hombres de campo hacían las canastas de una arroba, media arroba y un cuarto de arroba, rasada, sin colmo.

Si era una cantidad mayor se empleaba la fanega que tenía un peso promedio de 70 kilogramos, pero podía variar también de acuerdo al grano o a los comerciantes. Así la fanega de maíz pesaba 65 kg, la de frijol 75 kg, la de trigo 70 kg, dos fanegas hacían una carga, que era lo que aguantaba un animal de herradura sin forzarlo, para andar largas distancias.

Las cebollas, las flores, las velas de sebo y los cohetes se vendían en gruesas, una gruesa tiene 12 docenas o 144 piezas y media gruesa son 72 piezas.

La leña, los costales de granos, los matules de tabaco se miden en tongas, que varía en cuanto a cantidades específicas, así una carga de leña tiene cien pencas y con diez cargas se hace una tonga.

El tomate chiquito, la chilpayita, la semilla de cilantro se vendía en medidas que eran unas canastitas de junco hechas para tal fin, sustituidas posteriormente por tapas metálicas de algún frasco, donde la marchanta después de la medida daba la ñapa al comprador.

Para hacer una jarana, el campesino medía el grueso de la madera en palmos; los trazos de la caja, el brazo y el clavijero también empleaba el palmo, dedos, cuartas o jemes. Para apuntarlas o trastearlas usaba una cuerda y el oído para definir los sonidos que debía dar cada traste.

La distancia entre un pueblo y otro se media en leguas, que equivalía aproximadamente a 5500 metros, o una hora de camino a buen paso.

El sistema monetario también fue complejo, el campesino ganaba en su jornal un real o un real y una cuartilla si bien le iba con el patrón, el real tenía el valor de 12.5 centavos y equivalía a 2 medios y cada medio a dos cuartillas.

Un peso eran 8 reales, que era igual a 16 medios, o 32 cuartillas, o 100 tlacos, un tlaco era igual a un centavo. Un Imperio era un peso de tiempos del Imperio de Maximiliano acuñado en plata.

Este sistema monetario de México del ayer se expone en esta versión de unas décimas recogida hace unos treinta años en la comunidad de Dos Amates, legado que nos dejó don Simón Baxin, oriundo de Cerro Amarillo de arriba del municipio de San Andrés Tuxtla y corresponden a el canto por argumento mayor del zapateado en la región de los Tuxtlas.

Ahora que estoy en porfía

Quiero ver lo que argumentas

Pá que me saques la cuenta

De plazo te doy diez días

Porque sigue tu osadía

Y quiero bajarte del trono

Claramente a tu abono

Versos con quien comprenda

Dime que tanto arrienda

Cien pesos empleados en manos.

.

Parece cosa sencilla 

O difícil de sacarla

Bien puedes acomodarla

A ochenta por cuartilla

Ya apareció en esta villa

Quien cause tu perdición

Perderás el galardón

Suma la cuenta y veras

Y al momento me dirás

Que cuantas manos son.

.

Comienzo yo los cien pesos

Cien pesos empleados en manos

Quiero subirme del tono

Con tlaco y reales empiezo

Pá que no tengas tropiezo

Un real son cuatro cuartillas

Esto no es cosa sencilla

Pon en consideración

Y dime bien la proporción:

Mil seiscientas maravillas.

.

Ochocientos son dos y medio *

Mil seiscientos cinco reales *

Cuatrocientos seis cabales *

Ochocientos veinte imperios

Seis mil cuatrocientos sin remedio *

Son cinco pesos contados

Doce mil ochocientos sumados *

Son diez pesos sin faltar

Y otros cinco has de agregar

Súmale con cuidado.

.

Comienzo por lo sutil 

Si por cuartillas lo pones

Cierra las numeraciones

Son ciento veintiocho mil *

Esto lo hace un hombre civil

Que en este punto honrado

Con otro te has encontrado

Y lo que te dio este sujeto 

Lo has hallado completo

En la cuenta que te he dado.


 

Revista en formato PDF (v.10.1.0):

 

mantarraya 2

2 comentarios en “Las formas de medir y contar de los abuelos”

  1. Leí unas cartas escritas en el s. xix en que hacen mención de algunas de las medidas usadas entonces. Nadie pensó que un día serían sustituidas por otras, décadas más tarde. Igualmente hoy día pocos piensan que algunas de las expresiones/términos de nuestro día a día caerán irremediablemente en el desuso

  2. Exelente información.
    En la región del istmo de Tehuantepec, aún se mide con litros, con sermo, fanega, tercio, manos, utilizando las equivalencias, entre otras medidas.

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