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Del agua, los versos y la poesía

La Manta y La Raya # 6                                                                noviembre 2017


Sergio A. Vázquez Rdez, 2014.

Del agua, los versos y la poesía

Alvaro Alcántara López

Recuerdo haber escuchado, a inicios de los años noventa, una exaltada prédica de quienes integraban las nacientes agrupaciones profesionales de son jarocho, afirmando que los versos que se cantaban en los sones iban más allá del estereotipo de versos “picantes”, chuscos o groseros, que los conjuntos jarochos que tocaban en centros de recreación social, salones de baile, clubes nocturnos, cantinas o restaurantes habían empezado a fijar en el imaginario social de nuestro país desde mediados del siglo XX. La idea que se defendía entonces iba más allá: sostenía que la lírica que se cantaba en los distintos sones jarochos abrevaba en las mejores tradiciones poéticas del siglo de oro español, el barroco novohispano y el siglo XIX; por tanto, en el son jarocho residía una poesía popular de alto valor, que hacía aún más interesante cultural y estéticamente al son jarocho.

Aquel argumento no sólo era planteado por los distintos grupos de son jarocho “tradicional” –tal era la etiqueta que se empleaba en aquel entonces para diferenciarse del otro son jarocho que hacían los grupos que acompañaban a los ballets folklóricos– sino que fue apuntalado y documentado por una serie de artículos de investigación y divulgación, escritos en la década de los años noventa por Antonio García de León y Ricardo Pérez Montfort, autores a los que con el correr de los años se sumaron nombres como los de Alfredo Delgado Calderón, Ana Santos o Caterina Camastra, por citar sólo a algunos.

Algunos años más tarde, ya bien instalado en el correr del nuevo siglo y milenio, volví a toparme con esta idea en el magnífico relato de Juan Pascoe, titulado La Mona. Allí Pascoe comparte su experiencia de haber “redescubierto” al son jarocho, tras haber escuchado, a sugerencia de Adrián Nieto, el son de El Fandanguito, incluido en el ya clásico disco del INAH Sones de Veracruz.

Sabía del son jarocho lo que se escuchaba en el disco del Ballet Folklórico de México, o como música de anuncio en algunos anuncios radiofónicos, o como música de charola en un gran restaurante de Tlalpan. De las músicas regionales que comenzaba a identificar, ésta era la que menos me atraía. Se me hacía repetitiva, plagada de simpáticos chistes fáciles, autocomplaciente: no observaba en ella la gracia y la refinada poesía antigua de los sones jarochos, ni el vigor ni la sorpresa musical de los sones de Michoacán. Pero Adrián Nieto me dijo que para conocer el nuevo rumbo que podía tomar la nueva música mexicana escucháramos con atención el son El Fandanguito, incluido en el disco Sones de Veracruz y que nos fijáramos en el jaraneo y canto de Antonio García de León.

Tras haber escuchado aquella grabación la opinión de Juan Pascoe en torno al son jarocho cambió. Aquel disco se volvió, según sus propias palabras, “en una obsesión” y aunque las piezas eran, en general, las mismas que ya conocía y valoraba bastante poco, en aquel fonograma había reconocido una manera y actitud “completamente distintas” de interpretar los sones jarochos. “El Fandanguito” ejecutado por Antonio García de León, –anotó Pascoe– trascendía la literatura gauchesca, la de Jorge Luis Borges o la nueva trova latinoamericana, tradiciones éstas poético – musicales con la que se encontraba bastante familiarizado.

La idea del alto valor poético de la versada que se canta en el son jarocho no ha dejado de estar presente en los discursos pronunciados desde los distintos entornos sociales que hoy confluyen en el mundo jarocho, aún cuando en ocasiones me ha parecido que los ejemplos utilizados no siempre han sido los mejores.

En la puesta en valor de la dimensión poética de la lírica popular jarocha resulta imposible no evocar aquí la presencia del grupo Chuchumbé desde mediados de los años noventa, particularmente por el trabajo desarrollado en este aspecto por Patricio Hidalgo y Zenén Zeferino. La importancia creciente que adquirió el performance poético en las actuaciones de este grupo, contribuyó enormemente no sólo a visibilizar la fuerza poética de la versada, sino también a trazar un horizonte de creación poética a futuro que refrescara las temáticas, convicciones y sensibilidades de la música jarocha. Proceso, hay también que decirlo, en que agrupaciones como Monoblanco, Siquisirí, Tacoteno, Los Parientes de Playa Vicente (encabezados por los hermanos Ramírez) o Son de Madera venían haciendo fuertes contribuciones o aproximaciones dignas de tomarse en cuenta.

La aparición o reedición de recopilaciones de versada jarocha fue también un aliciente para este proceso de recuperación de la poesía. Imposible no mencionar al vuelo Sones y cantares jarochos de Humberto Aguirre Tinoco, La versada de Arcadio Hidalgo, Soy como peje en marea o El hilo de mis sentidos; dejando para otra ocasión el recuento de trabajos provenientes directamente del mundo académico. La proliferación, en la década de los años noventa, de grabaciones de grupos de son jarocho, tanto en casettes o disco compacto, ayudó a socializar muchos versos grabados en estudio por los grupos y que empezaron a repetirse canónicamente en los fandangos y tocados por aquí y por allá acompañando los sones en los cuales habían sido grabados. Los efectos didácticos en materia de versos, de discos como Al primer canto del Gallo y Sin tener que decir nada de Monoblanco, Antiguos sones jarochos de Zacamandú, Caramba niño de Chuchumbé o el disco homónimo (el primero de hecho) del grupo Son de Madera dejaron bien claro que era importante saber qué versos cantar y que los aprendices jaraneros debían ocupar un tiempo significativo de su aprendizaje a fortalecer el conocimiento de las estructuras poéticas y a conocer el espíritu y color de los versos que se podían cantar. Pero es justo decir que el afortunado encuentro de los integrantes del grupo Monoblanco con Arcadio Hidalgo había revelado a los entonces jóvenes de aquel grupo la fuerza y poderío de la palabra y la poesía rimada en la tradición jarocha. Este aprendizaje quedaría plasmado en el cuidado puesto en la versada que apareció en los discos del grupo y, a lo largo del tiempo, ha sido reforzado por los vínculos entre Monoblanco y el Taller Martín Pescador del afamado impresor antiguo Juan Pascoe, también miembro fundador del grupo.

La creciente popularización de un nuevo tipo de composición en el entorno del mundo jarocho, al que en otro lugar he denominado balada – son, ha contribuido a generar, de muchas maneras, una confusión mayúscula entre la condición o aspiración poética de la versada jarocha hasta convertirla en sinónimo de versos “de amor”, que en no pocas ocasiones rayan en los cursi.

Un repaso a los piezas musicales de nueva creación de grupos de son jarocho o cercanos al son jarocho que han gozado de mayor aceptación entre el público, durante los últimos 15 años (nos siempre sones; de hecho cada vez más bajo el formato de “canciones”) permiten reconocer que se tratan de 1) nuevas versiones de sones ya conocidos a las que se ha cambiado la rítmica; 2) estribillos contagiosos en ritmos binarios acompañados por versos de larga data y ya grabados (sextetas, quintillas o décimas); 3) Pese a los contextos sociales cambiantes del país, la predominancia de versos que aluden al entorno natural, la vida campirana, la flora y la fauna; 4) versos “patrimonialistas” que exaltan las bellezas de los lugares pero no las contradicciones socio económicas o violencia social de esos mismos espacios; 5) excepcionalmente, piezas de nueva creación que han empezado a experimentar con estructuras poéticas y de composición musical que vale la pena dar seguimiento.

¿Se encuentra la versada jarocha de reciente creación en una crisis de la que aun no es capaz de darse cuenta? ¿Cuáles son los temas, características y figuraciones de esta versada? ¿Está la versada jarocha de nueva creación cumpliendo con cierto compromiso histórico de narrar y recrear los escenarios sociales, sensibilidades, contradicciones o expectativas de la vida cotidiana del país y del mundo en general? ¿Qué ha sido de las pretensiones poéticas que hace algunas décadas llamaron la atención de unas y otros, al encontrar en la versada jarocha maneras “novedosamente antiguas” o “nostálgicamente refrescantes” de narrar la vida, de ficcionar la realidad?

Tengo la impresión que algunas de las respuestas o alternativas a estas inquietudes personalísimas (sic) pueden encontrarse en las propuestas de músicos y agrupaciones que no pertenecen en sentido estricto a la comunidad jaranera. Los esfuerzos de compositores como David Haro o Rafael Campos; de poetas/escritores como Samuel Aguilera, Fernando Guadarrama y Alfredo Delgado; o de agrupaciones como Los Aguas Aguas podrían ser motivo de estudio, análisis y reflexión, al respecto de la clase de letras que se han empezado a proponer para cantar en los sones o canciones (no siempre son versos con rima y métrica fijos). Incluyo también en este abanico de espejos creativos en los cuales observar(se) al trabajo poético de Patricio Hidalgo, pero pensando en aquellas composiciones que en los últimos años ha hecho para ser interpretados como boleros y congas y no tanto sones jarochos –aunque quizá esto se deba más a mi desconocimiento.

Lo cierto es que las observaciones o críticas que podrían hacerse al estado actual de la versada de reciente creación podrían extenderse a la parte musical. Los logros y éxitos del movimiento jaranero en general y de algunos grupos en particular quizá sólo han llevado a postergar una reflexión profunda sobre la calidad artística, estética y capacidad de comunicar emociones en lo que se está haciendo y lo que se quiere seguir haciendo desde la tradición jarocha. El hecho que tras cuarenta años y al menos tres generaciones de soneras y soneros jarochos los índices de escolaridad, las condiciones de vida o laborales dentro del mundo de la música no hayan cambiado demasiado en todo este tiempo tendrían que obligarnos a reflexionar con seriedad y profundidad a dónde estamos llevando a nuestra tradición. Aunque plantear lo anterior no me hace olvidar ni dejar de reconocer las decenas de proyectos sociales que en este momento se siguen desplegando por distintas geografías del mundo y que han abierto nuevas opciones y perspectivas de vida niños, jóvenes y adultos.

La fuerza, contemporaneidad e imágenes vitales que han ofrecido por tanto tiempo los versos que hemos heredados de las y los mayores siguen intactos: Los borrones que anuncian en las cartas las lágrimas derramadas ante la ausencia; la pena de un puente que añora al agua que transcurre; los desprecios que se han sufrido por ser “negro” el color de la piel; el abrazo que se pide a una chinita para ver si así se espanta al dolor de la muerte; o la libertad que se envidia a los pájaros advertidos que vuelan felices en el monte.

¿Cómo nos toca narrar este mundo actual? Este vivir de urgencias desenfrenadas, de conversaciones a distancia, de amores que duran lo que dos peces de hielo… de héroes que se han ido con la juventud. ¿Cómo narrarlo en versos? ¿Cómo resguardar la palabra y la memoria? ¿Cómo honrar la tierra, la familia o los amigos que lo han inventado a uno?

Hace varios años escuché unos versos que desde entonces, además de gustarme, constituyen la inspiración poética a la que se puede aspirar, incluso en estos tiempos:

Mariquita quita quita
quítame de padecer
que el agua que se derrama…
no se vuelve a recoger.

Y de cuando en cando me repito estos versos, admirando esa compleja sencillez con la que se puede representar la vida toda, evocarla, es decir inventarla en sus alegrías y tristezas.

 


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Poesía en diferentes voces

La Manta y La Raya # 6                                                                noviembre 2017


Sergio A Vázquez Rdez, 2012.

Poesía en diferentes voces                  

Queremos compartir con todos ustedes esta ensalada de poesía a distintas voces. Si hasta ahora La Manta y La Raya ha dado poco espacio a la poesía (y a la literatura), en este número queremos ayudar a la difusión del trabajo creativo de poetas de distintas latitudes, generaciones y propuestas. La selección hecha es por demás aleatoria y no representan más que el gusto de los editores. Estamos convencidos que las posibilidades estéticas del mundo de la oralidad debe seguir enriqueciéndose al fortalecer puentes de comunicación con las distintas tradiciones escritas del mundo, de las que –por cierto– nunca ha estado desvinculada. Los esfuerzos creativos de las nuevas generaciones que se encuentran ligadas a las distintas tradiciones musicales y festivas de nuestro país, puede y debe potenciarse en el conocimiento y estudio de las distintas formas poéticas del mundo, tanto del presente como del pasado. Confiamos que disfruten esta pequeña muestra y los motive conocer más ampliamente el trabajo de las y los poetas aquí incluidos.

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David Haro
Lo que todo ex-amante debería saber 
pero temía preguntar
Si acerca impune su fantasma
húyelo a besos
si el dolor te golpea el corazón
escóndelo… bajo la almohada
si escuchas un sonido
de pieles en tu boca
desgárrale las alas al deseo
si te exige implacable
cuéntamelo todo
invéntale
juramentos mortales.

Jesús Orta Ruiz, “El indio naborí”
Tu palabra tiene el arte
de iluminar la ceguera:
háblame, que no hay manera
de verte sin escucharte.
Sólo así puedo mirarte
exacta, como si un dios
conmovido por mis dos
linternas de rotas pilas,
me hiciera nuevas pupilas
con el cristal de tu voz.

Tomasita Quiala
Te vas no sé cuando amor
pero siento que te irás
cuántos pétalos tendrás
que deshacerle a mi flor.
Te vas y siento un dolor
casi indigno de este encuentro
pero te vas en el centro
de mi embarcación querida
y te llevas enseguida
al mar… con mi amor adentro.

Samuel Aguilera Vázquez
Soy indio prieto y trompudo
que a ningún blanco ha envidiao
porque estoy sacramentao
con la oración de San Bruño.
Y si ven que soy montuno
rejón y prieto he nacido.
Yo voy con el pecho erguido
y la frente levantada
y como fiao no he pedido
a naiden (sic)  le debo nada.
Como somos descendientes
del perro mas apaleao
puedo mirar al pasao
parándome en el presente.
De aquí levanto la frente
a tierra mejor sembrada.
Y a naiden pedimos nada
Qué nos pueden conseguir!!!
Si la vida al vivir
todos la tienen prestada!!

Daniela Meléndez
Soñarte no es novedad
novedad es no soñarte
no es mi delirio mirarte
delirio es ya mi verdad
que es por ti una inmensidad
llena de amor y de miel
por ti no hay sabor a hiel
ni soledad que desgarra
eres lazo que me amarra
las estrellas en la piel.

Patricio Hidalgo Belli
El día que frente a mí
la muerte se haga presente
mi corazón a la gente
le voy a dejar aquí.
Para que sepan así
que no he muerto de verdad
que  la muerte en realidad
es otra forma de ser
y cantaré igual que ayer
por toda la eternidad.

Tania Márquez Aragón
Boca del cielo
Si mis ojos escribieran otro gallo me cantara
los rayos del sol se mezclan con palabras
relámpagos con silencio
el verano se abre en el encuentro del lago y el mar
se abrió la boca y ¿qué dijo?
llegó la respuesta y la pregunta había cambiado
¿Qué dijo?
¿Cómo arrancar la palabra al pasado?
esa que buscó ser futuro
y nunca existió en el ahora porque es real.
El día es un sacrificio
el vacío se desborda
el instante se abre
se cierra el instante
se abre
aletea el tiempo…
¿Qué significado invisible dijo?
¿Qué dijo?
No la palabra
la percepción
la cosa
el algo
ese todo algo
siempre en la punta de la lengua
en el reverso del lenguaje.
¡Aquí está la vida!
Si mis ojos escribieran
otro gallo me cantara

Fernando Guadarrama
Sembraron mi mestizaje
en la ermita del Rosario,
a un ladito del santuario
de aquel Cristo del buen viaje,
de allá viene mi linaje
soy indio, negro, andaluz,
cuatro rumbos, una cruz,
soy la selva, el mar y el río,
de allá viene el canto mío
de la antigua Veracruz.
Soy de mar y de montaña,
soy de café y de maíz,
tengo abierta la raíz,
soy de amaranto y de caña,
soy de México y de España,
soy nieto de indios y moros,
soy el jaguar, soy los toros,
caribe y mediterráneo,
y amo el verde momentáneo
de una parvada de loros.
Traigo culturas diversas
corriéndome por las venas,
traigo a los griegos de Atenas,
a los mayas y a los persas,
de mil Dioses traigo fuerzas
para sentirme seguro,
traigo el brillo de lo obscuro
y lo negro de la luz,
traigo al que murió en la cruz
y al rayo como conjuro.
Traigo sangre amestizada
de indio, negro y español,
y toda la luz del sol
en esta sangre mezclada,
que hoy es fiesta en la enramada
de mi suelo americano,
como la Ceiba en el llano
con sus raíces profundas,
así se nace y se funda
mi pueblo veracruzano.

Alexis Díaz Pimienta
    Balada del balsero
Dijiste:
“Iré a otra tierra, iré a otro mar.
Otra ciudad habrá mejor que esta.
(…)
No hallarás nuevas tierras,
no hallarás otros Mares.
La ciudad te seguirá.
                Konstantinos Kavafis
Sosténme, balsa bendita,
sobre mi propia esperanza.
Confía en mi voz y avanza.
Sosténme, balsa bendita,
ahora que una aleta grita
su hambruna de martes trece.
Paciencia, a ver si aparece
algún buque fantasmal.
Noche, miedo, espuma, sal,
ciudad que desaparece.
¿Hacia dónde vamos? ¿Quién
nos indicará el camino?
Viento del sur, remolino,
laberinto hacia el edén.
Hablen poco, remen bien,
seremos ricos mañana,
digan adiós a La Habana
brújula loca, terral,
oh, balsa, bálsamo, bal.
oh, madre, oh, Virgen reglana.
¿Hacia dónde vamos? ¿Dios
nos indicará el camino?
Agua, sol, Willy Chirino,
qué hambre, qué frío, qué tos.
– Vamos a remar los dos.
– Asere, cállate un poco.
– ¿Loco? – Que te calles. -¿Loco?
Good morning, good by, yes, yes,
jamón, coca-cola, inglés,
Pluto y el Pájaro Loco.
Oh, balsa, bálsamo, bal.
oh tromba de agua infinita.
Rema, reza, llora, grita,
canta el Himno Nacional.
¿Es la génesis del mal?
¿la apocalipsis del Bien?
¿Hacia dónde vamos, men?
La Calle Ocho es una ola.
Pasa cerca una bal-sola
y yo estoy solo también.
Cojímar hemingwayano:
El joven y el Mar. La muerte
chapotea y se divierte,
Cojímar hemingwayano.
No te preocupes, mi hermano,
“japinesis e warm gan”.
Madre fue a comprar el pan.
Madre solloza en la orilla.
Madre nada en su mejilla.
Madre no cree en Supermán.
Sosténme, balsa bendita.
Sosténme, Virgen Reglana.
Sosténme, vieja patana.
Sosténme, balsa maldita.
Sosténganme, Jane y Chita:
Juan no, Johnie es que me llamo.
Sosténme, mujer que amo.
Sosténme, Dios, si me quieres.
Madre, no te desesperes:
cuando llegue te reclamo.

 


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Más de 40 Monos en Bellas Artes

La Manta y La Raya # 6                                                                noviembre 2017


Más de 40 Monos en Bellas Artes                     Algunos comentarios al vuelo

 

No creo exagerado pensar que el pasado lunes 30 de octubre, allá en Bellas Artes, todo mundo salió ganando. No me refiero a qué tan complacida quedó la audiencia, sino a qué tan sorprendidos quedaron los músicos (sinfónicos, monos blancos y anacrúsax), bailarines, zapateadores y versadores, reunidos en una propuesta artística musical compleja y ambiciosa: un estreno mundial de pronóstico reservado; una fórmula química que parecía difícil de balancear.

Sin embargo, y a pesar de las limitaciones (solamente hubo un ensayo general previo), ahí todos aprendieron algo de todos, la apuesta fue exitosa y sobre todo, nuevas posibilidades y horizontes musicales quedaron al descubierto. Así los monos blancos aprendiendo que la orquesta sinfónica es un organismo musical complejo, un leviatán que necesita, a pesar de las restricciones que impone el sindicato de músicos, de un director para nadar en los grandes mares, así como de arreglistas sinfónicos, en este caso, conocedores de los sones jarochos. Los músicos sinfónicos pudieron percatarse que el 6/8 no empieza y termina con el Huapango de Moncayo y que el fraseo del son de La Guacamaya va sincopado (fraseos y rítmicas sesquiálteras en 6/8 que las orquestas juveniles venezolanas manejan de maravilla), mientras los monos blancos hicieron lo suyo, guiados por un director de orquesta, y envueltos en los diferentes planos sonoros y tímbricos que sólo una orquesta sinfónica puede dar. Así también una oportunidad para los bailarines profesionales del Ballet de Amalia de zapatear y danzar, al son de Mono Blanco, El Chuchumbé y otros sones; precisamente en Bellas Artes, donde mejor luce el Ballet, en un encuentro inédito y sobre todo espectacular; sin duda algo que pudiera resultar irónico para algunos.

Muchas más líneas se deberán dedicar a este microsismo del día lunes, en donde se lograron conjugar muchos elementos exitosamente, y que dejó al descubierto, como los sismos de tierra, otras posibilidades sonoras y musicales, tanto dentro del son jarocho como de la música sinfónica, vetas aparentemente no agotadas que ahí están, que ahí siguen, en vida latente.

Valga reconocer el trabajo artístico realizado por Víctor Pichardo, Gustavo Calzada, Rodrigo Díaz, Jorge Arturo Castillo y desde luego de Arturo Márquez en esta puesta, o apuesta, sinfónica. Así también la participación del experimentado chelista de son jarocho Rodrigo Díaz, del arpista de lujo Celso Duarte, del trío de versadores, también “de luxe”, Samuel Aguilera, Mauro Dominguez y Fernando Guadarrama, y del maravilloso cuarteto de saxofones Anacrúsax. Finalmente habrá que reconocer que Mono Blanco tiene duende, y que los monos, tanto en la escala animal como de acuerdo con las creencias chinas, casi siempre se salen con la suya.

  F 5f

Texto publicado y difundido por Facebook
el 4 de noviembre de 2017.


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Dos actas de defunción… y se mueve

La Manta y La Raya # 1                                                                         febrero 2016


Juan Meléndez de la Cruz

Juan Meléndez, Arcadio Hidalgo y Manuel Uribe
Juan Meléndez, Arcadio Hidalgo, Manuel Uribe.

La denominación “movimiento jaranero” ha sido cuestionada a lo largo del tiempo y por diversos actores. Desde Gilberto Gutiérrez diciendo que debe llamarse “movimiento sonero”, o Ramón Gutiérrez que decía que él no formaba parte del movimiento jaranero pues él era guitarrero o requintero (es decir, que ejecuta la guitarra de son), sin darse cuenta que no debemos ser tan estrictos en cuanto a la denominación pues movimiento jaranero es una definición general que engloba a todos los instrumentos del son jarocho y otros aspectos, pero que se emplea “jaranero”, pues la jarana es el instrumento que lo identifica. Tenemos entonces desde las posturas mencionadas hasta llegar a Jorge Gabriel López García, “Caribe”, quien le antepone los términos “pinche”, “puto” o también lo llama “estancamiento” y declara su tajante renuncia a pertenecer al “bendito” movimiento(1)

EL RUIDO DE LA JARANA O PRIMERO FUE EL SON
Hasta el día de hoy, escucho voces que manifiestan que ya no hay movimiento jaranero, pero particularmente me voy a remitir a dos que, en alguna forma, han planteado por escrito sendas actas de defunción del movimiento. Primeramente me referiré a Samuel Aguilera, quien en una respuesta a César Castro en el foro Yahoo de son jarocho(2) inicia su mensaje afirmando: “(…) Creo que el movimiento jaranero ya pasó y dio lo que podía ofrecer”, para señalar enseguida que el “nuevo movimiento de la cultura jarocha (un movimiento mas allá de la música) presenta nuevas posibilidades…”. Esto me lleva a recordar que en 1996, en el IV Encuentro Festival Iberoamericano de la Décima que se realizó en el puerto de Veracruz en las Instalaciones de Instituto Veracruzano de Cultura IVEC, cuando conocí a los decimistas cubanos Ricardo González Yero y Alexis Díaz Pimienta, al ver su habilidad para improvisar pensaba ¿cuándo llegaremos nosotros a ese nivel? ¡Pues ya llegamos! Y una de las muestras de eso es el decimero José Samuel Aguilera Vázquez y también puedo anotar a los hermanos Julio y Mauro Domínguez Medina, Diego López Vergara, Fernando Guadarrama Olivera, Zenén Zeferino Huervo, Patricio Hidalgo Belli, Isis Roberto Lázaro Montalvo, los cuates Margarito y Antonio Pérez Vergara, Lindo Conchi, además de Ana Zarina Palafox Méndez, Evelyn Acosta López, Marisol Galloso Gamboa, Daniela Meléndez Fuentes, Bertha Carolina Hermida Altamirano, las hermanas Sandra y Eréndira Abril Blanco Vargas, Citlaly Malpica y varios y varias más que tal vez yo no conozco, pero por allí andan en los fandangos y otros lugares, mostrando y recreando la poesía improvisada.

Indico esto para afirmar que para que los decimeros del movimiento jaranero de Veracruz se desarrollaran y llegaran a un nivel que hoy les permite presentarse con otros exponentes de la décima hasta de otros países (por supuesto que allí está Guillermo Velázquez de la tradición del huapango arribeño de Guanajuato y San Luis, pero eso es otra región), tuvieron que transcurrir cerca de 25 años y esto si convenimos que el inicio del movimiento jaranero lo marca la funda-ción en 1977 del grupo Mono Blanco y la realización en 1979 del Primer Concurso Nacional de Jaraneros en la Feria de La Candelaria de Tlacotalpan, organizado por la Casa de Cultura de Tlacotalpan, dirigida en ese entonces por Humberto Aguirre Tinoco y transmitido por Radio Educación.

Para llegar a este nivel primero fue el son; es decir, las actividades iniciales tuvieron que ver con la interpretación de los sones jarochos. Es más, el movimiento jaranero se afirmó por oposición, pues no sabía-mos qué queríamos y qué éramos, pero si lo que no queríamos ser y cuando en los eventos (actos públicos, cumpleaños, etc.) se nos pedía improvisar versos, decíamos que no estábamos para cantar las glorias del poder en turno (en esos momentos ni podíamos) pero sí para interpretar los sones “auténticos” y mas apegados a la tradición, lo que sin duda, atrasó en los primeros años el desarrollo de la versada.

Primero el ruido de la jarana fue atrayendo a la gente y después, como lo ha explicado Gilberto Gutiérrez, los primeros fandangos como tales, se empezaron a efectuar en 1983(3) y esa fiesta comunitaria trajo aparejada, la comida, el vestido (el telar de cintura y las blusas) y otras costumbres que forman la identidad jarocha: como identificar y reivindicar la influencia negra, los culebreros, el pájaro carpintero, las fiestas religiosas y sus rituales, hasta llegar a la rama y el viejo. (4)  Esto venía paralelo con las presentaciones, Encuentros de Jaraneros, ta-lleres, campamentos, etc. Con el desarrollo de la versada, los versa-dores fueron abriéndose paso, hasta llegar a la pregunta lanzada por Samuel Aguilera: “¿Qué queremos de los músicos? – En honor a la verdad, me parece que nada”.

Aunque en general, en el son jarocho y otras tradiciones, la música acompaña al verso, tal vez sí en la actualidad los versadores ya no necesiten de los músicos del son jarocho, pero primero fue el son y el ruido de la jarana, eso fue lo que atrajo y abrió el camino para diversas manifestaciones y todo ese trabajo y desarrollo, trajo aparejado el crecimiento de la poesía, así que más respeto.

Ampliando sobre el asunto, pareciera que el movimiento jaranero únicamente se hubiera ocupado de la música y que es hasta ahora, con gentes como Samuel Aguilera que el nuevo movimiento de la cultura jarocha atiende a otras expresiones, entre las que por su-puesto la versada ocupa un lugar relevante, pero esto considero es simplificar el asunto. De manera casi natural, junto con la música y el fandango y siendo esta una fiesta comunitaria, las otras actividades como la comida y el vestido fueron reivindicándose como parte de la identidad y también se fueron desarrollando.

En contraposición a esta postura, Antonio García de León, sobre este punto de los versadores discurre que “nuevas modas sofocan la dinámica del fandango: como la presencia aplastante, en los ‘Encuentros de Jaraneros’ de decenas de versadores de décimas recitadas, que sin cantar, ni tocar ni bailar, utilizan al son como música de fondo y lo someten a una nueva artificialidad”,(5) pero García de León habla de otros aspectos y de esto nos ocuparemos enseguida.

NUEVAS TRADICIONES
La segunda acta de defunción del movimiento jaranero, la extiende Antonio García de León, quien en la Introducción a su libro Fandango, después de ofrecernos un recorrido por el mundo jarocho y los vene-ros de la fiesta, el campo armónico, la poética del cancionero regional y el lenguaje de los pies, a manera de colofón, en el apartado “La reinvención de las tradiciones”, nos explica que la ruptura que se dio en los años sesenta y setenta al dejar la sociedad mexicana de ser mayo-ritariamente rural y entrar a un mundo urbano, dejó atrás tradiciones, guisos y más cosas que producen que hoy se busque reivindicar el pasado y en esa dirección el movimiento jaranero, con sus Encuentros de Jaraneros, talleres y cursos de música y zapateado, han logrado dar auge a un género regional extenuado.

Sin embargo, indica “(…) lo que en un principio estaba orientado a reanimar la tradición fandanguera, propiciando el regocijo colectivo, se ha convertido, anquilosándose, en un espectáculo pasivo, dejando de lado lo fundamental”. Para ilustrar su afirmación nos enumera que los Encuentros se han tornado en un espectáculo de oyentes pasivos, asfixiando al fandango que era (es) lo que se debería cuidar con más empeño. Que los conjuntos jarochos han impuesto todo un canon en los escenarios, con rutinas que se generalizan como la incorporación de los bajos (quijada, guitarra leona y marimbol), adaptación del cajón peruano y la guacharaca colombiana y toda una dotación de tarimas portátiles.”

Rematando como corolario con el señalamiento que: “(…) todo esto indica que el llamado ‘movimiento jaranero’ ha llegado, en su con-cepción original, a sus límites, dando paso no sólo a estos nuevos conjuntos profesionales y comerciales, sino también a nuevas generaciones de jóvenes ejecutantes con mayor formación musical y conocimiento de causa, que seguramente, refrescando las formas tradicionales y dejando atrás el folklor, arribarán a una expresión urbana popular y a un mayor reconocimiento del género”. (6)

Estando de acuerdo con García de León en cuanto a estas modas que, sobre todo en los Encuentros, sofocan la dinámica del fandango, igualmente declaramos que a pesar de todas esas limitaciones, los músicos, organizadores, apoyadores y demás que trabajan en favor de la tradición (y que pueden reclamarse o no como integrantes del movimiento) no dejan de manifestar que la matriz es el fandango y tampoco hay Encuentro, taller, cumpleaños, fiesta patronal, etc., que no remate con un fandango. Es decir, que no obstante que las limitaciones están, no ha dejado de puntualizarse la importancia de cuidar la fiesta comunitaria.

Contrariamente a las acusaciones que se le hacen al movimiento de limitar, ha producido a todos los grupos reconocidos que van desde Mono Blanco, pasando por Tacoteno, Siquisirí, Los Parientes, Chuchumbé, Los Utrera, Zacamandú, Son de Madera, Estanzuela, etc., y también a esos jóvenes ejecutantes como Cojolites, Sonex, Guayaberas Blancas, Bemberecua, Toros negros y a combinaciones como Caña Dulce y Caña Brava, más los que me faltan. Esto nada más por referirme a los grupos, pero el trabajo del movimiento ha concitado el interés de académicos de diferentes disciplinas (destacando la antropología), cineastas, etc., que han producido videos, tesis, etc. Sin dejar de señalar la producción de los mismos integrantes del movimiento, por supuesto discos pero también libros, ensayos, páginas de internet, hasta llegar a los espectáculos como “Al sol y al sereno” y más recientemente “Sones de madrugada”, ambos concepción y creación de Rubí Oseguera Rueda.

En cierta forma, el planteamiento de García de León es contradictorio, pues al tiempo que propone que el movimiento ha llegado a sus límites, en seguida indica que nuevas generaciones arribarán a una expresión urbana popular y a un mayor reconocimiento del género. Agregando nosotros que esta progenie es resultado del trabajo del movimiento y que además este avance hacia nuevas formas de expresión y tradiciones, ha estado presente desde los primeros tiempos del movimiento pues la música y el baile, aunque tenían una base tradicional, ya no eran una forma tradicional. ¡Y qué bueno que sea de esa manera! Porque parte del atractivo del movimiento o de todas las actividades culturales es la transformación e innovación, que estas manifestaciones le digan “algo” a los participantes y espectadores, le hablen de ellos mismos y su realidad actual y en esto han jugado un papel central los versos.

A nueve años que García de León publicó su investigación, creo que hoy participantes del movimiento abrevan en la tradición y como ejemplo está el trabajo en el área de Los Tuxtlas, donde se están impartiendo talleres para enseñar y dar a conocer afinaciones antiguas y, gracias al trabajo de todos, jugando en esta parte un papel relevante García de León,(7) se han puesto al día sones que habían caído en desuso, por lo que todavía podemos cobijarnos en el árbol frondoso de la tradición aprendiendo de nuestros viejos.

Desde luego, no debemos de ignorar que el contexto social de injusta distribución de la riqueza, falta de empleo e inseguridad, por citar a las más relevantes que cotidianamente sufrimos en México, afecta en todos los órdenes y, en el campo de la cultura, influye negativamente aún más, pues las instituciones la colocan en los últimos lugares en la escala de prioridades. Es en este marco desfavorable, que los amantes y seguidores de la tradición y la cultura jarocha realizan su trabajo, lo que en buena medida propicia la competencia y la falta de unidad frente a las instituciones, como se ha reflejado claramente en el Encuentro de Jaraneros de la Feria de La Candelaria de Tlacotalpan, punto de reunión emblemático del movimiento.

Es por esta razón y varias más que debemos procurar abrir un debate y discusión fraternal, que por momentos podrá apreciarse como agresiva, pues el caso es que ya cercanos a los cuarenta años como movimiento, tenemos muchos asuntos y aspectos del trabajo rea-lizado que hay que ventilar, como la formación del “Consejo Supremo del Son”,(8) figura festiva que supongo se creó ante nuestra dificultad de darnos una organización, (de acordar) la forma de llevar adelante los fandangos, la relación con las autoridades por los apoyos que puedan brindar para las actividades, etc.

Señalo lo anterior pues si pudiéramos aprovechar en un solo frente la presencia y fuerza que hemos generado con nuestras actividades al momento de presentar nuestras propuestas, se distribuirían mejor los recursos, avanzaríamos en nuestras orientaciones y dejaríamos de estarnos quejando por situaciones que no nos parecen.

Para saber si el movimiento jaranero ya murió, tendríamos que convenir qué entendemos por él y cuáles son sus características, pero ya no me detuve en explicar esto, pues lo he escrito y publicado en otros lados,(9) únicamente reiteraría que “(…) el hecho de hacer un trabajo como músico, compositor, intérprete, promotor o crítico musical, en un país donde cada vez están más limitadas las posibilidades de desarrollo de la cultura, implica que hay un movimiento”(10) y que lo mejor de todo es que a pesar de sus limitaciones,  discusiones,  descalificaciones y disputas, el número de participantes sigue aumentando.

El son y el fandango son un vehículo de identidad no solo para los jarochos, sino para otros mexicanos en el extranjero y que, la multi-plicación de las actividades relacionadas indican que, pese a todo, el movimiento está vivo. Tiene deformaciones y limitaciones pero sus características y producción es un referente y posibilidad para mu-chas personas que buscan alternativas y bus can un espacio para expresarse y participar.

REFERENCIAS

1  López García, Jorge Gabriel. El bendito “movimiento”, correo electrónico del 26/01/2011 dirigido al grupo yahoo Son Jarocho (sonjarocho@yahoogrupos.com.mx)
2  Aguilera, Samuel. Re: Música para decimistas, correo electrónico del 15/08/2009 dirigido al grupo yahoo Son Jarocho (sonjarocho@yahoogrupos.com.mx)
3  Meléndez de la Cruz, Juan. “Gilberto Gutiérrez: La importancia del trabajo comunitario”. En revista Son del Sur No. 10. Jáltipan, Ver. Febrero de 2004. pp. 26-38.
4  Vid. Delgado Calderón, Alfredo. Historia, cultura e identidad en el Sotavento. CONACULTA. México, D.F., 2004; p. 308.
5  García de León, Antonio. Fandango, el ritual del mundo jarocho a través de los siglos. CONACULTA, IVEC, Programa de Desarrollo Cultural del Sotavento. México, D.F., 2006; 312 p.
6  ibíd. p. 59.
7  Meléndez de la Cruz, Juan. “Arcadio Hidalgo y el movimiento jaranero” en revista Son del Sur Núm. 5. Jáltipan, Ver. 15 de octubre de 1997.
8  Delgado Calderón, Alfredo. “Consejo Supremo del Son”. correo electrónico del 15/04/2012 dirigido al grupo yahoo Son Jarocho (sonjarocho@yahoogrupos.com.mx)
9 Meléndez de la Cruz, Juan. “El movimiento jaranero” y “Otra vez… el Movimiento jaranero” en mensajes al grupo de Facebook Son Jarocho, 29/11/2015.
10  Nava, José. “El canto popular de la tribu” El financiero, año XXIII, No. 6419. México, D.F. 11 de noviembre de 2003.


Revista # 1 en formato PDF (v.1.1.5):

mantarraya 2

23 de junio de 2013… víspera de San Juan.

La Manta y La Raya # 1                                                                             febrero 2016


23 de junio de 2013. San Juan Bautista, Tuxtepec, Oaxaca, sotavento mejicano, víspera de San Juan.

C
Foto: Héctor Aguilera Lira

San Juan te sirve de guía
y por eso tus jinetas
llevan flores y peinetas
que suspiran y que cantan
cuando airosas se levantan
las coplas de los poetas.

José Samuel Aguilera Vázquez

00:00 La mano de una mujer ha dado la última puntada. Varias agujas, muchos alfileres y algunos carretes de hilo yacen a lo largo de una mesa. Hace tres años se enredaban las muchachas a la hora de montar porque no alcanzaba el vuelo. Hace dos fue necesario recurrir a los velos vaporosos, a la blancura de las crinolinas, al jaspe de los tafetanes, pero como quiera se enredaban las espuelas en la gasa. Hoy no ha sido necesario. Fuyotrujano dijo que catorce cuchillas eran el número justo para tapar del anca hasta la cruz dejando libres los estribos. Ellas escogieron la tela y los colores. Edith les ajustó los trazos y cortó los pliegues. Ocho varas de olanes. Las Tuxtepecanas han encontrado la falda que le ajusta al trote de un caballo.

5:00 Los vaqueros beben café caliente. El trópico húmedo se despierta en medio de la neblina. Llueve ligero. Los corrales están listos para recibir a los primeros caballos que serán bañados, acicalados, alaciados de la crin y de la cola. Sillas, sogas, ronderillos, jáquimas, bozales, cabezadas, almartingones, cinchas, cujas, riendas, estribos, pechopretales y arciones han sido revisados desde ayer y descansan en los percheros. Los últimos gallos del alba anuncian que es domingo, víspera de San Juan.

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8:00 Van tres horas de trabajo y apenas se empiezan a ensillar los primeros coloraos. En la cocina están listos los desayunos. En la sala de la casa las mantillas, refajos, faldas, blusas, flores, y zapatos descansan sobre el respaldo de los butaques. Las guayaberas lucen blancas y los pañuelos rojos. Estandartes, lanzas y pendones amanecieron de pie con sus arabescos y listones amarillos, blancos y carmín. Las yeguas amamantan a los potrillos y el cielo comienza a levantar las nubes, como una mujer que se recoge el cabello frente al espejo. Edith y Fuyo se truenan los dedos. Hoy mismo se sabrá si el corte de las faldas encaja o no sobre la montura.

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10:00 La casa de Franciscolira es una colmena que se engalana con mujeres. En la sala esperan con nerviosismo a que se inicie el paseo. Algunas niñas están tristes porque sienten que no van a alcanzar montura. Llega la caballada y un suspiro de consuelo cruza por el aire. Algunos remolques traen caballos de Tierra Blanca, Loma Bonita, Tlacojalpan y Tuxtilla. El resto llega montado desde Agua fría, Santa Teresa, Zacate, Mataécaña, San Bartolo y muchos pueblos de los alrededores. Los que tienen recursos traen apalooshas, palominos, cuarto de milla, pura sangre, aztecas y árabes. Los que no tenemos, venimos en caballo criollo, cuarterón y despedrigrao. Sabemos que estamos en periodo electoral y que algunos políticos anunciaron su presencia. Afortunadamente campeó la cordura y sólo estuvieron los que siempre están.
–Ya arriba de un caballo todos somos iguales– dice el viejo Miguel.

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11:00 Inicia el paseo de pendones. Al frente marcha Silvino. Elegante y propio lleva el pendón principal con gallardía y, a la vez, como uno más entre sus pares. En esta ocasión la camioneta de Tránsito abre paso llevando a las doncellas de San Juan y la música del recorrido. En el primer escuadrón cabalgan las cuenqueñas elegantísimas y sobrias, con el cabello suelto y la flor sobre la sien flanqueadas por un lancero y un pendonero. Los estandartes flamean en el cielo azul con las leyendas que los distinguen: Sotavento mexicano, Cofradía de Bailadoras de San Juan. Jaraneros de Tuxtepec Oaxaca, Versadores y cantadoras, Casa de la Décima. El contingente se engalana con la presencia de la Diosa Centeotl mostrando la cepa que la distingue como jarocha. Un mar de faldas abandera el aire y los cascos suenan metálicos sobre el pavimento.

Al pasar frente a la catedral se descubren la cabeza para recibir a los demás pendones que va entregando el padre Juan. Los tres primeros pendones se suman ordenadamente al encabezamiento. Los tres restantes, se entregan a los siguientes escuadrones. El blanco de las camisas de los primeros escuadrones se agiganta con los pañuelos que llevan al cuello los jinetes. No todos quisieron o pudieron – solo Dios lo sabe – venir vestidos para la ocasión de la fiesta de San Juan, para ellos hay un espacio también en esta fiesta elegante que congrega a todos los cuenqueños.

13:00 Los jinetes han paseado los pendones por las calles de la ciudad ante las miradas de asombro de los tuxtepecanos que ven recobrada su fiesta antigua. Hoy no hubo gritos ni controversias sobre Veracruz y Oaxaca porque se escucharan los ¡Viva San Juan! a lo largo de las calles. La música también cumple su papel aglutinador: jarabes de guerrero, congas caribeñas, aires de tierra caliente, sones huastecos, guapango de tierra caliente y sones jarochos se dieron un abrazo festivo. El San Juan Bautista dio su canto hermanador junto a una Bamba entonada con música de viento. Algo nos dice que la negritud cimarrona sigue vigente en este pueblo de morenos, blancos y chocolates. Al llegar a la catedral, Silvino llama a todos los pendoneros; atrás de ellos se colocan las mujeres que llevan los estandartes y enseguida los varones que portan lanza. Uno a uno son bendecidos por el padre Juan en un gesto fraterno y comunitario que refresca la memoria colectiva. Héctoralí recibe el agua en su rostro de niño. Tiene seis años y junto a su abuela paterna ha recorrido hoy a caballo la tierra de sus bisabuelos, esos mismos que llenaron la Cuenca entera de cantos y vaquería. Dieguitorodríguez todavía no habla y también como Héctoralí paseó sus pendones a caballo en medio de los brazos de su padre.

15:00 Es hora de comer. El padre Juan bendice los alimentos y con ello se le da ese giro solemne y espiritual que tanto se ha perdido. Hay comida en abundancia por parte de la madrina y la bebida corre generosamente por parte del padrino. Botellones de refresco dan colorido a las mesas junto al agua de limón que reparten las cuenqueñas. Es que hubo personas generosas que ayudaron a la fiesta.
–No digas mi nombre– le dijeron a Doña Edith.

La mamá de Mariela da vueltas como un trompo acarreando garrafones, azúcar, y el jugo de limones que exprimieron Carina y Lety. Adentro es un frenesí de hombres y mujeres con charolas repartiendo barbacoa de res. También hay un estrado con música. El anfitrión está contento y se regala cantando una canción ranchera. Enseguida viene la primera versada y se amarra el primer contrapunteo de la tarde entre Johan López y el negro Pulido. El segundo contrapunteo se lleva entre la Diosa y su hermano Daniel Acosta, que dan una muestra de buena improvisación. Entre contrapunteos suena la música de moda dejando un contraste que gusta a muchos. Finalmente David Méndez aguanta a pie firme un ataque mortal de Caribe, en el último contrapunteo de la tarde. Un topetón de gallos levanta sorpresas y la fiesta se queda bailando corridos, pasos dobles , cumbias y charangas. Nos abrazamos prometiendo volver al año siguiente en este paseo de pendones que anuncia el nacimiento de San Juan, la fiesta criolla de todos los cuenqueños.

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20:00 Ante la insistencia de un público que vino a verlos y a oírlos Los Utrera gratifican a los presentes con dos o tres sones muy sentidos. Enseguida Tapacamino obsequia un son dedicado a San Juan. El corrido de la mulata Rosa Bobailla lleva gusto también.

De pronto se apagan los micrófonos y la gente en un enjambre de voces se dirige al lugar donde los Soneros del Papaloapan harán el Floreo de Tarima que dará inicio al Fandango. Los poetas y las madrinas orientan la fiesta con sus ramos de flores, décimas y giros bajo el signo de las justicias y el amparo del Siquisirí. No se puede pasar de un lado a otro. El quiosco está lleno de gente, lo mismo que las bancas, los arriates y los escalones. Las parejas se disputan la tarima llena de flores. Caribe y El Brujo de Catemaco se trenzan en un contrapunteo lúdico y a ras de tierra que pone a los presentes al borde del asombro. Durante la noche se darán algunos combates poéticos más y los sones de tarima sonarán hasta las doce de la noche, hora en que todos los presentes le llevan mañanitas a San Juan.Hay agua de limón en vitroleros y la comunidad está vigilante que nadie se quede sin tomar un vaso de agua y que no se tire la basura.

12:00  Desde el 2008 no se entraba al templo. De nueva cuenta los tuxtepecanos entran cantando llenos de fe y de esperanza. No es la fe ciega ni dormida, sino aquella que sabe el camino que debe recorrer. El templo sigue de pie como un milagro, como una iluminación en el corazón de los que cargarán el peso histórico de derribarlo o de conservarlo. En el interior, San Juan ocupa el sitial que le corresponde como santo patrono y a su persona se dirige el canto interrumpido a veces para decir una copla o una décima. Es un canto por construir, un legado interrumpido cuya memoria quedó extraviada. Por eso a ratos cabecea y en el corcoveo pierde la distancia. La comunidad ha practicado con anticipación sus mañanitas pero no logra todavía encajar con los que van llegando. No es La Manta, sino Las Mañanitas con manta. De todos modos San Juan agradece la ofrenda con un gesto luminoso.

De allí saldrían al atrio a seguir la velada. La madrina de las fiestas patronales y su esposo se hacen presentes con una caja de tortas deliciosas que amablemente ofrecen a nuestros visitantes para la cena del día. También han aportado las flores que ornamentan el sitial del profeta. Los feligreses contribuyen a la cena con un guiso de carne en adobo que ha preparado el negro Pulido. Benjamín Chicuéllar se mantiene sereno y amable en su labor de centinela activo. Ya no es la víspera sino la noche misma. Hemos cruzado el puente de lo divino y estamos de vuelta en lo terreno. Este mar de pasiones humanas que se nos regala como una prueba de que la fiesta santifica y enaltece. Una versada larga tiende su manto. Los versos de los poetas van y vienen por los laberintos de los oídos atentos. No es el foro, ni el escenario; son las tres de la mañana en el atrio antiguo de un templo fundado por dominicos, espacio de bodas, sepelios, trincheras y refugio frente a los excesos acuosos. El Negro Pulido pesa dos kilos menos de los que pesaba al amanecer. Ni modo pa´ que se mete de anfitrión.

24 de junio de 2013. lunes.
14:00 Esta ciudad que nos toca es un ramillete de flores, un arroyo de muchas aguas, un manantial inagotable que mana desde el pasado para volverse presente renovado. Una juventud que busca su propio camino.

14:30 La calenda corre por las calles con su traje de fiesta. Cruces de caminos en que San Juan es paseado en andas por los cuenqueños. Ramos de flores hermosas para El Bautista. Un sol que abrasa y que abraza, pero que no mengua la fe de los tuxtepecanos para el señor del agua.

17:00 Todo es nerviosismo y prisa. Laurencio cose la banda que convertirá en moño al bailar La Bamba frente al patrono. Las niñas se pisan entre ellas con la prisa. Las madres se desesperan, las madrinas no encuentran los ramos de flores y algunas sienten temor de que se les olviden los versos a la hora de la hora. Hoy es el día de las salutaciones. La procesión está retrasada y ha salido del atrio con el patrono en andas. Seis varones ataviados a la usanza criolla lo elevan por el aire tuxtepecano y lo llevan paso a paso de paseo. Las autoridades eclesiásticas encabezan la solemne marcha, seguidos de los feligreses que gritan vivas a San Juan. Los pañuelos rojos le dan una vivacidad a la marcha y recuerdan el martirio de Juan, aun cuando lo que hoy celebramos no es su muerte sino su nacimiento. Es lunes, día de San Juan Bautista, Santo patrono de Tuxtepec Oaxaca. Luna llena y cielo nuboso.

18:30 Llega al atrio el señor Obispo acompañado de sus párrocos, encabezado por San Juan y seguido por una feligresía deseosa de sentarse. Algunas sillas están ya ocupadas. A la entrada de un pasillo amplio reposa la tarima ornada con gladiolas blanca y rojas. Cuando los prelados toman asiento varios jóvenes levan en andas la tarima donde, en una silla posa la segunda doncella, justo atrás de la primera. Ya en el aire las doncellas, el grupo avanza un poco con la doncella principal de pie y seguidos de los músicos tradicionales de la Cuenca del Papaloapan entonando El Pájaro Cú. Los presentes desgarran un alarido de júbilo coronado por aplausos que llenan el recinto. Ahora la descienden y al son de Justicias es ataviada ceremonialmente por la Cofradía de Bailadoras de San Juan.

Eres flor que lleva ya la corona arrebolada.
Mi humilde mano te da esta falda enrejillada.

18:40 Ahora desciende la doncella al piso y acompañada de las doncellas de los años pretéritos, zapatea El Siquisirí:
– Nos tocaba bailar con ella– dice una mujer en señal de protesta.
– Debe bailar con toda la cofradía– dicen otras.

Y es que la costumbre marca que debe la doncella bailar con todas las bailadoras mayores porque ello significa que a la recién llegada se le acepta como parte de la comunidad. Toro pasado. Enseguida los músicos, ya en el micrófono, entonan el San Juan Bautista. Son “Los Alebrijes” que con buena voz van desgranando la letra:

Le ruego al señor San Juan de nuestra ciudad patrono,
vea las siembras cómo están de aquí hasta Playa de mono.
Las cosechas no se dan por falta de agua y abono.

El canto sigue su marcha en medio del sopor vespertino. Un pájaro se posa en la torre y mira rumbo al río. El señor Obispo, por instantes, se nota emocionado, mientras dos párrocos llevan el compás de la música efusiva, pero discretamente con los pies. Al frente a la derecha de las filas de feligreses se ve un pequeño grupo de mujeres tuxtepecanas en huipil. El encarnado atuendo, bello por sí mismo, parece ligeramente fuera de lugar en medio de los blancos y rojos, propios de la celebración sanjuanera.

Toca el turno ahora a tres cantores a lo divino que en décima espinela dan salutaciones al patrono, cada cual a su estilo y personalidad: Jorgegabriel, Luisantonio y Marcoslindo. Nury, parece una rosa blanca y carmín. Es como si Angelita hubiese venido a la celebración para vivir la fiesta a través de sus ojos.
Es ahora La Bamba la que suena en el tablado, éste que al finalizar desgaja una ovación tremenda cuando la pareja muestra a los presentes que sí pudieron hacer el nudo con los pies para colocarlo ahora a las planta de San Juan, como se venía estilando antes de que nos levantara el sombrero la inundación del 44.

– La Bamba no es veracruzana ni oaxaqueña sino negra, india y blanca, pero no por separado sino todo junto.– expresa don Julián, un viejo poblador del Barrio Abajo.
La Bamba, esta pieza musical que se bailó en estas tierras multirraciales desde el siglo XIX y se sigue bailando sin temor alguno hasta la fecha.

Deja que te cante con mi voz de niña
una serenata de caña y de abriles
para la bandera que va en los huipiles
donde se retrata la flor de la piña.
Deja que del rio, fraterna te ciña
con el trino viejo de arpa y de jarana
una serenatas para tu ventana
con andar moreno de inquietos anhelos
la bamba querida de los bisabuelos
¡tan india, tan negra, tan tuxtepecana!

Con el último tañido de las cuerdas concluyen las salutaciones. Los participantes esperan la bendición de costumbre, el consuelo a su andar de peregrinos anuales, como se ha hecho en los dos años anteriores. No hay palabras para ellos este año, solo el silencio de los prelados que reina sobre el atrio. Desde abajo, observamos atentos y respiramos el bochorno de la noche pidiéndole a San Juan que nos descifre los signos. Un pájaro canta. Sabemos entonces que es momento de guardar silencio.

19:00 Antes, durante y después de las salutaciones alguien introdujo y repartió folletos que dicen “Origen de las fiestas de San Juan Bautista en Tuxtepec , Oaxaca”. Todo parece de buen gusto, pues se trata de una entrevista de Felipe Matías – apasionado amante de esta tradición festiva – sin embargo, pronto aparece el Caballo de Troya pues adentro del folleto un candidato piragüeño oportunista, ha permeado su propaganda electoral. En color turquesa aparecen sus diez puntos de gobierno en los que, por cierto, se nota la ausencia del desarrollo cultural y espiritual del pueblo cuyos destinos quiere domeñar.

– Triste manera de enlodar la imagen de Lipe que nunca se enredó en política– dice una señora entrada en años.
– ¿Quién sería…?– pregunta Toño.
– ¡Sepa la bola!– comenta una maestra.
– ¡Yo sí sé quién es!– expresa un niño de siete años. Todos callamos para escuchar las campanuelas que anuncian la misa de rigor.

20:00 Como pocas veces, el fandango está de reventar. Y es que no se trata de un fandango de viejitos, ni de adultos, sino de un fandango juvenil e infantil. Docenas de niños van de un lado a otro, rebullen , se giran y se entusiasman.

Antes de abrir el fandango se presenta Flor de nardo, enseguida, Los enanos, después Los niños de Los Tuxtlas y finalmente Los alebrijes. Ahora pasan al Floreo de tarima e invitan a los improvisadores. Las pequeñas madrinas zapatean y de allí en adelante, un remolino de cantes arrastra al corrental de pasos y tañeres. Durante seis horas febriles y fabriles, los niños y jovencitos de ambos sexos aprenden a conocerse por el timbre de la voz, por el sesgo del verso, por el golpe del talón o por el giro de la falda. La doncellita brilla como una estrella en medio de ese tramadal festivo. Los adultos apoyan en lo que pueden: Fuyo trae la jamaica, Carina y Edith organizan la mesa. El Papá de la doncellita, el papá de Kevin, el esposo de Magda, El papá de Vale, el papá de Diego, se cooperan para la cena. La mamá de Mariela, otros padres de familia y muchos jóvenes ayudan con jarras, vasos, platos, mesas y sillas para cenar en grupo. Corren los tacos de mano en mano y la jarana descansa por un rato. Rocío, Miguel y muchos otros ayudan para la gasolina de los que nos visitan. Chepe manda azúcar y agua; Una mujer presta sillas y mesas; Silvino pone los platos. Don Ray presta su tarima. Una mujer obsequia los ramos de flores; otra más sostiene el pendón de San Juan frente al fandango y entre todos recogemos la basura. Ya casi a gatas bailamos el son de La Iguana y, finalmente, de alegría, todos cantamos.

–A estos chamacos hay que correrlos, porque si no amanecen– dice una mujer.
–Correrlos pero volverlos a invitar– le dice otra.

2:00 El padre Juan se asoma a despedirnos. Una mujer hermosa se le cruza por los ojos. Son las dos de la mañana, mi hijo está impro-visando versos. Somos corazón que late bajo de esta luna llena. 24 de junio, noche de San Juan.

EPÍLOGO
La ritualidad de las salutaciones, el paseo de pendones y los fandan-gos con floreo de tarima se abren camino poco a poco. El obispado de Tuxtepec, voluntariamente o no, favorece esta expresión, brindando los espacios rituales o, mejor dicho, reconociendo una cultura viva que reivindica tales espacios como herencia de sus ancestros. En este 2013 la gestión eclesiástica y la acción comunitaria favorecieron, una vez más, la presencia de los fandangos. La participación gubernamen-tal fue, inicialmente entusiasta y seria, pero como siempre, al final de los vaivenes políticos se volvió marginal y hasta apática. Salvo raras excepciones, los medios de comunicación se mantuvieron indiferentes a la fiesta.

Asociaciones culturales como El flamenco , La Cuenca Vive, Casa de la décima cimarrona y La tallera colectiva aportaron sin protagonismo alguno, su granito de arena. La sociedad civil y los padres de familia también se mostraron muy colaborativos. Esta ocasión, la madrina de las fiestas patronales nombrada por la iglesia, se mantuvo reacia a la participación laica y todo parece indicar que se endurecerá esta línea para el próximo año. Sería muy sano para todos que se consense el nombramiento de un padrinazgo o de una teneduría civil más amplia que trabaje coordinadamente.

Indudablemente que la columna vertebral de la fiesta patronal de San Juan Bautista seguirá siendo el paseo de pendones y las salutaciones. Pero también es cierto que en torno a ello se van integrando otras expresiones culturales que, por un lado, reconstruyen y actualizan el patrimonio cultural festivo propio de los cuenqueños (mojigangas, paloencebao, cocina, indumentaria, literatura oral etc.) y, por la otra, incorporan nuevos elementos como los Encuentros de poetas, narradores, cantante y danzantes.

Parece que la fiesta de San Juan va permitiendo poco a poco reconstruir y potencializar el entramado cultural de esta tierra tuxtepecana tan fértil y pródiga en imaginarios individuales y colectivos.

A

Foto: Héctor Aguilera Lira


Revista # 1 en formato PDF (v.1.1.5):

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